Sabemos que este será un año complejo, especialmente para las pymes: exigidas por un contexto económico adverso, con inflación, dificultades de financiamiento y con la entrada en vigencia de nuevas regulaciones que estresan sus costos y, con ello, la relación con sus mandantes.
Pero lejos de ser un problema exclusivo de las empresas pequeñas y medianas, lo es también para las grandes, que se desenvuelven en el mismo contexto y que además tienen su cadena de suministro ligada directamente a las pymes. Entonces, es el ecosistema el que está desafiado en su conjunto. Por ello, las formas de enfrentar los riesgos deben ser colaborativa.
De acuerdo a los datos del recientemente presentado CEO Study, que anualmente realiza Pacto Global y Accenture, el 93% de los líderes empresariales entrevistados indica que ha enfrentado 10 o más desafíos simultáneos para su negocio, algo que no solo dificulta la propia gestión sino también el cumplimiento de las metas fijadas para 2030, porque el tiempo avanza y nos encontramos en la mitad del camino para alcanzar los ODS.
El mismo estudio sitúa a la cadena de valor como una de las áreas prioritarias de trabajo para construir resiliencia. De hecho, un 54% de los entrevistados indica que está mejorando la recopilación de datos de sostenibilidad en sus cadenas de valor y un 33% evaluando su vulnerabilidad. En ambos casos, lo que se busca es tener una visión apropiada de los riesgos y de las contribuciones que es posible realizar en materia de sostenibilidad.
La tecnología será un gran aliado de este proceso de trabajo, especialmente en el levantamiento de data acumulada y en tiempo real. Sin embargo, para que esta información sea realmente útil y accionable, a mi juicio, hay algunas consideraciones previas. En el caso de las medianas empresas, el acceso a plataformas y aplicaciones para medir su gestión, por ejemplo, en variables ESG, es una tendencia creciente. Ejemplo de ello es la reciente herramienta para calcular la huella de carbono lanzada por Codelco a sus proveedores. Sin embargo, frecuentemente se olvida que las empresas de menor tamaño no cuentan con equipos dedicados al análisis y gestión de información, como tampoco para la planificación y seguimiento de metas de sostenibilidad. Por eso, al momento de implementar acciones para medir la vulnerabilidad y desempeño de la cadena de suministro, hay que ser conscientes de la capacidad real que existe y ajustar los instrumentos a ello. En esta lógica, hemos venido trabajando junto a Tero Technologies para contar con una aplicación que permita a las pymes identificar aquellas buenas prácticas que llevan a cabo, a veces sin saber el potencial de impacto positivo que pueden tener en el cumplimiento de las metas de sus clientes.
Desde el punto de vista de los mandantes, una tarea fundamental es identificar claramente cuáles son los datos que necesita analizar, algo que podría parecer de perogrullo, pero que muchas veces se da por sentado. Los resultados son decenas de informes archivados porque la data no responde las preguntas que tenemos.
No es suficiente conocer los riesgos de la cadena de suministro, además es importante saber en qué áreas se dan y cómo podemos contribuir a mejorar su gestión. Saber quiénes son los proveedores que pueden ser nuestros aliados y cómo lo serán es clave; porque hoy, al mismo tiempo que navegamos en la turbulencia del presente, debemos preparar nuestros negocios para ser sostenibles en el largo plazo.