La COP29, que está ocurriendo en Bakú, Azerbaiyán, es una conferencia climática clave para el futuro de la acción climática global. Cabe resaltar que hoy está centrada en energías renovables, huella de carbono y financiación climática, sin incorporar el aporte que significa la economía circular sobre todo en su efecto mitigador de huella de carbono.
Mientras los líderes debaten sobre cómo limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C, el eslabón perdido en estas discusiones es la transformación de residuos en recursos. Esto incluye desde la reutilización de residuos inorgánicos como materias primas hasta la conversión de residuos orgánicos en compost, fertilizante o incluso la transformación de ambos tipos de residuos en energía cuando no tienen una solución a través del reciclaje.
Al implementar soluciones de economía circular, no solo se reduce la presión sobre los recursos naturales, sino que también se disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo a los objetivos globales.
En un escenario donde se habla de energías renovables, la reutilización de materiales y la creación de energías alternativas a partir de residuos debe ser una parte integral de la discusión climática. Esto permitirá no solo mitigar el impacto ambiental, sino también acelerar el cambio hacia una economía más sostenible.
Este enfoque puede mostrar que una transición energética verdadera requiere mirar más allá de las fuentes de energía y considerar cómo las empresas pueden transformar los residuos en recursos valiosos, alineándose así con las metas de la COP29.
