En los últimos años, el mundo empresarial ha vivido una transformación significativa con la incorporación de criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) en sus estrategias. Sin embargo, tras los últimos cambios políticos en Estados Unidos, algunas grandes empresas han anunciado su retiro o reconsideración de estos compromisos, lo que ha puesto sobre la mesa una discusión clave: ¿fue una convicción genuina con la sostenibilidad empresarial o solo una respuesta puntual a las demandas ASG?
Desde la perspectiva social, muchas empresas han impulsado la diversidad y la inclusión, generando políticas para incorporar a distintos grupos en sus organizaciones. Sin embargo, en algunos casos, estas acciones no estaban alineadas con la estrategia central del negocio y, en ciertos contextos, se instrumentalizaron dentro de discursos que hoy generan polarización. En este nuevo escenario, las empresas están buscando un equilibrio, comprendiendo que la inclusión es esencial, pero que debe ser abordada con una visión integral, asegurando que el talento sea reconocido y potenciado, y que la diversidad sea entendida no solo como un motor de innovación, sino también como un principio ético y valórico que enriquece la cultura empresarial.
En materia ambiental, la postura del nuevo gobierno estadounidense respecto al cambio climático ha llevado a algunas empresas a adoptar una actitud más cautelosa para evitar confrontaciones. No obstante, la realidad climática no espera: sus efectos ya se sienten y las empresas saben que la gestión de riesgos es clave para la sostenibilidad de sus negocios. Más allá de las posturas, la evidencia científica es clara, y aquellas organizaciones que han integrado la sostenibilidad en su estrategia seguirán avanzando en su compromiso.
Desde la perspectiva de la gobernanza, la transparencia y la confianza son fundamentales para el desarrollo empresarial. Las regulaciones internacionales y los estándares de reporte financiero y no financiero han evolucionado, exigiendo mayor claridad y responsabilidad a las empresas. Los inversionistas y grupos de interés demandan cada vez más información fiable, y aquellas organizaciones que reporten transparentemente sus compromisos, avances y desafíos en sostenibilidad, verán fortalecida su reputación y competitividad en el mercado global.
En este contexto, el debate sobre la autenticidad de los compromisos ASG frente a la sostenibilidad empresarial se intensifica. Si bien algunas empresas podrían haber adoptado estos criterios como una iniciativa puntual, la realidad es que muchas han integrado genuinamente la sostenibilidad en su propósito empresarial. Consumidores, inversores y nuevos talentos valoran estas prácticas, favoreciendo a aquellas compañías que las aplican con convicción. En un mundo donde la sostenibilidad es cada vez más relevante, retroceder en estos compromisos puede traducirse en pérdida de reputación, dificultades para acceder a capital y menor competitividad en mercados globales.
Por su parte, la normativa local y las exigencias de los mercados internacionales han empujado a las empresas a mantener estos compromisos, asegurando su viabilidad y sostenibilidad en el tiempo.
Mientras en Estados Unidos algunas compañías reconsideran sus compromisos, en Europa y América Latina la mirada de la sostenibilidad empresarial continúa consolidándose como un estándar de gestión. En Chile, la sostenibilidad ha ganado terreno de manera sólida, demostrando que no es una tendencia pasajera, sino una estrategia de largo plazo que permite a las empresas generar valor para la sociedad y asegurar su permanencia en un mundo en constante cambio.
El desafío para las empresas hoy es claro: deben enfocar sus estrategias, asegurando que la sostenibilidad no sea un discurso oportunista, sino un pilar fundamental de su modelo de negocio, crecimiento y desarrollo. La sostenibilidad económica, social y ambiental debe ser integrada de manera transversal en la toma de decisiones, garantizando un equilibrio entre rentabilidad, impacto positivo y resiliencia a largo plazo. Aquellas que mantengan su compromiso verán los beneficios reflejados en su reputación, en la confianza de sus inversionistas y en la preferencia de sus consumidores. La sostenibilidad es, más que nunca, una decisión empresarial inteligente.