En las últimas dos semanas, la ciudad de Cali fue el epicentro de un acontecimiento crucial para la sostenibilidad global: la COP16 de Biodiversidad. Este evento reunió a gobiernos para discutir la implementación del Marco Global de Biodiversidad y temas críticos como financiamiento, inclusión de población indígena, recursos genéticos digitales, entre otros.
En relación al sector privado, las discusiones en la COP16 destacaron la necesidad imperiosa de identificar, gestionar y reportar los impactos de las actividades empresariales en la naturaleza, subrayando el papel vital que juegan los datos precisos y los informes detallados en la protección de la biodiversidad.
La importancia de recopilar, reportar y analizar datos no solo es crucial para entender y mitigar el impacto de las operaciones empresariales en la naturaleza, sino también para tomar decisiones informadas que aseguren la sostenibilidad a largo plazo.
Un estudio presentado en la COP16 y elaborado por GRI y Nuam, que reúne las Bolsas de Santiago, Colombia y Lima, evaluó a través de un modelo de análisis que incorpora inteligencia artificial, la gestión de datos en biodiversidad en estos tres países. De las 75 empresas analizadas, un abrumador 88% menciona la biodiversidad en sus reportes. Sin embargo, el nivel de madurez de las empresas en la región no está exento de desafíos ya que el 66% de las compañías se encuentra en un nivel básico o inicial de madurez en la data vinculada a biodiversidad y solo el 1% en un nivel avanzado. Esta disparidad indica una necesidad urgente de mejorar la capacidad de las empresas para gestionar la data de manera más eficaz y sistemática. En otro panel, CDP mencionó que solo el 43% de las empresas de la región reportaron sobre biodiversidad en los últimos dos años, lo cual es alarmante y refleja una falta de ambición.
A nivel global, esto es aún más desafiantes, solo el 5% de las empresas globales reporta sus impactos sobre la naturaleza y apenas el 1% sus dependencias, según la World Benchmarking Alliance (WBA). Este hallazgo destaca la enorme brecha en la generación de información en la materia.
Durante la COP16, fuimos testigos de numerosos paneles donde representantes de los principales estándares de reporte como GRI, TNFD, IFRS, CDP, se sentaron a discutir sobre la necesidad de mayor ambición en la gestión de la data corporativa en materia de biodiversidad. Esto fue algo innovador para la historia de las Conferencias de Biodiversidad y refleja el interés de estas organizaciones por instalar en la agenda la importancia de la data fiable vinculada a biodiversidad. Existió, además, una coincidencia en que los esfuerzos de las empresas deben estar puestos en medir los impactos en biodiversidad y la dependencia de las operaciones y cadena de valor en relación con la naturaleza.
Un desafío que se puso en escena en estas discusiones fue la multiplicidad de estándares de reporte, que puede ser tanto una bendición como una maldición. Por un lado, presiona a las empresas a mejorar constantemente y a alinearse con las mejores prácticas globales de transparencia. Por otro lado, puede resultar abrumador debido a la sobreabundancia de datos y la complejidad de los requisitos de reporte. GRI reiteró en varios paneles su esfuerzo por alinearse con otros estándares, marcos y leyes para facilitar la reportabilidad.
Por otra parte, las discusiones de la COP16 resaltaron la necesidad de utilizar la información para tomar decisiones estratégicas. Es decir, el siguiente paso luego de contar con la data es establecer estrategias, metas y acciones concretas de gestión. No se trata solo de acumular datos, sino de convertir esa información en inteligencia accionable. Esta sistematicidad permitirá a las empresas medir y gestionar mejor los riesgos y oportunidades relacionados con la biodiversidad.
La comunicación efectiva es otro desafío. La data recopilada debe traducirse a un lenguaje adecuado para cada grupo de interés, ya que las necesidades de los inversores difieren significativamente de las de las comunidades locales. La desconfianza en los reportes empresariales fue palpable en la COP16; por ejemplo, hubo comunicados de ONG en contra del TNFD por impulsar el greenwashing y se cuestionó que muy pocas empresas presentaran resultados concretos en materia de biodiversidad. Solo algunas empresas se atrevieron a presentar datos sobre la medición de su capital natural.
Finalmente, la relación entre clima y biodiversidad fueron parte de la agenda de la COP16. En relación a la data se mencionó que el desafío es que los datos climáticos, aunque complejos, han sido trabajados por más tiempo en comparación con los datos de biodiversidad. La ciencia climática tiene décadas trabajando articuladamente, mientras que la ciencia vinculada a temas de biodiversidad y naturaleza es más reciente y no cuenta con una red extensa de científicos todavía. Además, existe el consenso de medir el impacto climático en toneladas de CO2 equivalente, mientras que para biodiversidad no existe un indicador único para su medición.
En conclusión, la gestión de la biodiversidad a través de la recopilación y el reporte de datos es fundamental para asegurar que las empresas tomen decisiones informadas basadas en sus impactos y dependencias. La transparencia y la precisión en los reportes no solo construirán confianza, sino que también permitirán generar información clave a nivel nacional que pudiese contribuir con los Planes de acción en Biodiversidad de los gobiernos.