Economía Circular
5 de noviembre de 2021

El verdadero desafío de la economía circular | Simoné Oliva

A solo dos meses de la publicación del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático –IPCC- surge con más fuerza que nunca la necesidad de implementar prácticas que permita que los países logren la carbononeutralidad al 2050 y de esta manera, estabilizar el aumento de la temperatura del planeta en 1,5°C.

Pero ¿qué estamos haciendo mal? La mayoría de las empresas aún se basan en una economía lineal, donde los principales hitos ocurren en el siguiente orden: extracción de materia prima, producción, consumo y desecho, lo que nos lleva a una sobreexplotación de recursos naturales junto a una contaminación desmedida por los desechos y residuos generados, haciéndole un daño irreparable al planeta.

Pasar de lo lineal a lo circular, es un reto y también una oportunidad. Entrar en el juego de la Economía Circular como una alternativa que extiende el uso de los recursos por más tiempo, evitando materiales y envases de un solo uso y permitiéndole al planeta contar con el tiempo suficiente para regenerarse, es un desafío. Primero, el reto está en la implementación, porque hoy no basta con comprometerse y declarar la intención de transformarse hacia a la economía circular, el verdadero desafío, es implementarla. Y para esto, las empresas tienen la responsabilidad, y la oportunidad, de involucrarse en esta carrera contra el tiempo, rediseñando los productos y los procesos, dando cabida a tres “R” fundamentales: reparar, reutilizar y reciclar.

Sin embargo, nada será suficiente si las personas no cambiamos nuestros hábitos de consumo. Pasar a la conciencia y responsabilidad de nuestro poder de compra, puede modificar la demanda y obligar a que más empresas se sumen a la economía circular; por otra parte, la práctica activa del manejo de los residuos y desechos que generamos con nuestro consumo, también es palanca que acelera.

La única manera de implementar la economía circular entonces es, asumir que todos somos actores principales de los cambios que queremos ver y que debemos involucrarnos y colaborar para la co-construcción del mundo que necesitamos.