c5/ Transparencia y Reportabilidad
10 de junio de 2024
Ética Empresarial: El Costo de la Colusión | Acción Empresas

Un reciente requerimiento presentado por la Fiscalía Nacional Económica (FNE) contra empresas del rubro de gases industriales y medicinales por colusión, pone de manifiesto una vez más la importancia de la gobernanza corporativa en el camino hacia la sostenibilidad de los negocios y las empresas. Este caso, nos recuerda que los estándares éticos son fundamentales para garantizar una competencia justa y transparente en los mercados, salvaguardar la confianza de los consumidores y la integridad del sistema económico en su conjunto.

La colusión, como práctica anticompetitiva, no solo perjudica a los consumidores, sino que también socava los mercados y anula los esfuerzos hacia una economía más sostenible y ética. En este caso particular, la colusión habría afectado a mercados relevantes, incluyendo el hospitalario, en un momento crítico durante la pandemia de COVID-19, lo que agrava aún más la situación.

Las conductas que se acusan en este caso, reflejan la urgente necesidad de generar un verdadero cambio cultural, movilizando hacia un nuevo paradigma, desde lo reactivo a lo preventivo, incluyendo el dilema de los incentivos de corto plazo v/s los de largo plazo. Junto con eso, fortalecer los programas de compliance, fomentando una cultura organizacional basada en la transparencia, la integridad y el respeto a las normativas internas, legales y éticas.

Estas acciones impactan negativamente en todo el sistema económico y también en las decisiones de consumo. La construcción de la confianza empresarial es un proceso que toma tiempo y esfuerzo; sin embargo, incidentes como éste, pueden destruirla en un instante.

El Estudio de Confianza 2024 de PWC, UDP y ACHS reveló que más del 85% de los consumidores y más del 50% de los trabajadores han sufrido un incidente que dañó su confianza con una empresa y/o afectó su relación con ella. Por otra parte, más del 90% de los altos directivos consultados, advierte que las organizaciones tienen la responsabilidad de generar confianza con su entorno.

La responsabilidad de construir empresas éticas y sostenibles recae tanto en la alta dirección como en cada miembro de la organización. Los líderes empresariales deben transmitir un mensaje claro de tolerancia cero hacia la corrupción y las prácticas anticompetitivas, demostrando su compromiso con la integridad en todos los niveles de la organización. En esa línea, es preciso avanzar hacia estructuras de incentivos coherentes con la realidad de los mercados para promover su competitividad, así como con sistemas de autorregulación y gestión de conflictos de intereses adecuados y efectivos.

En este sentido, prevenir la colusión y otras prácticas anticompetitivas se convierte en un imperativo moral y en un componente esencial de la actividad y responsabilidad empresarial.