“No hay empresas exitosas en sociedades fracasadas”. Esta frase corta, pero de profunda reflexión es de Stephan Schmidheiny, empresario suizo y uno de los fundadores del primer Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible.
Es una frase simple, que vale la pena revisitar cuando surgen voces que la critican por imponer “restricciones innecesarias que perjudican los retornos financieros”. Pero hoy, ¿sigue vigente?
Hace casí 6 años atrás, Chile fue el ejemplo de cómo una violenta crisis sociopolítica, gatillada por el descontento transversal, perjudicó no sólo a los pequeños emprendedores en torno a los centros de las protestas, o al medio de transporte más masivo y accesible de nuestra capital; sino también, al éxito y hasta la viabilidad de los negocios a nivel nacional. Fue una experiencia disruptiva y chocante, en especial, para quienes miraban con orgullo el éxito del país a nivel macroeconómico y sus indudables avances en la reducción de los niveles de pobreza.
Dos años después, en 2021, el Consejo Mundial para el Desarrollo sostenible (WBCSD, por sus siglas en inglés), que reúne a los líderes de más de 200 corporaciones internacionales, aprobó en su asamblea general -por primera vez en su historia- el establecimiento de Cinco Criterios Clave de membresía, que implican compromisos empresariales con: Carbono Neutralidad; Regeneración de la Naturaleza; Derechos Humanos, Diversidad e Inclusión; y Transparencia y Reportabilidad.
¿Coincidencia? Poco probable. Con la pandemia, la desigualdad ha aumentado en todo el mundo y, por otro lado, el calentamiento global, con sus efectos dañinos, es un hecho imposible de ignorar en Chile. Vivimos en tiempos de alta incertidumbre, con una policrisis climática y de biodiversidad, que, además, afecta desproporcionalmente a los más excluidos, otra dimensión de la desigualdad.
Es por ello que éstos cinco criterios, que promovemos y trabajamos junto a un grupo de compañías motivadas y comprometidas con un Chile más sostenible, son las condiciones mínimas a impulsar por el sector privado, para que a mitad de siglo, “más de 9 mil millones de personas puedan vivir bien, dentro de los límites planetarios”, como dice la Visión 2050 del WBCSD. Y no sólo para eso, sino también, para que las empresas puedan generar prosperidad, bienestar y sociedades estables, junto con asegurar su sostenibilidad en el tiempo y éxito a largo plazo. Lograrlo no será fácil, pero sin la colaboración y el liderazgo de las empresas, será imposible. Los invito a sumarse.