Sostenibilidad
6 de enero de 2022

Reactivar sí, pero no de cualquier manera | Marcela Bravo

Sin duda 2020 fue un año en el que la humanidad comprendió que la transformación sistémica ya no era una opción, sino que un imperativo. Las consecuencias originadas por el Covid-19, dejaron un contexto desafiante en múltiples aristas, lo que obligó a todas las organizaciones -independiente de su naturaleza- a replantearse sus estrategias y focos de cara a una rápida reactivación, pero ¿Qué reactivación?

En esta trama tan incierta, las empresas tenemos una oportunidad histórica de liderar una reactivación económica, social y ambiental basada en la sostenibilidad, ya que, por esencia, los negocios poseen una lógica dinámica de adaptación a nuevos escenarios y, por eso impulsar un desarrollo con foco en las personas, el medio ambiente y el bienestar social, quizás nunca ha tenido tanto sentido como hoy.

Para transformar los sistemas que nos tienen entrampados en un paradigma obsoleto, es esencial establecer acuerdos comunes y globales sobre las tres variables que rigen a todo sistema vivo: lo social, lo ambiental y por supuesto, lo económico. Asumir las implicancias de la hiperglobalización y la interdependencia de todos los sistemas, es el primer paso. Si alguna lección nos dejó la pandemia, es que ya no existen las soluciones aisladas y metodologías lineales. Actuar con mirada global y con acción local, es el único camino para construir un futuro en el largo plazo.

Este cambio de paradigma implica necesariamente redefinir el valor de las empresas en un mundo cambiante, y poner al centro de las decisiones empresariales, la transparencia, el fortalecimiento de las relaciones laborales, la protección del capital humano y de los procesos productivos como única salida concreta para un futuro juntos.

En tiempos complejos como los que vivimos, no podemos olvidar que “no hay empresas exitosas en sociedades fracasadas”, y hoy las compañías deben asumir que el bienestar económico de una sociedad solo es posible cuando hay bienestar social.

La buena noticia,es el que sector privado tiene muchas oportunidades. Históricamente, los negocios han sabido adaptarse forjando colaboraciones que impulsen cambios, por tanto, empujar con fuerza la creación de empleos y oportunidades centradas en las personas, bajo los límites planetarios, podrá ser el nuevo objetivo de esa adaptación. Segundo, las empresas acostumbran a poner su mirada en la innovación para abrir nuevos polos de crecimiento, y ahí es donde radica el gran cambio de paradigma de la nueva era. Tercero, el trabajo concreto y medible, es una estrategia propia de las ciencias económicas y hoy, la sostenibilidad arroja resultados positivos cuando ocupa un lugar central en la estrategia del negocio. Cuarto, la metodología de la colaboración se ha instalado con fuerza en el nuevo escenario global y aunque por naturaleza, los negocios se han basado en la competencia, la sostenibilidad como eje se sustenta en la experiencia de otros para desarrollarse exitosamente.

En este nuevo mundo post Covid19, no todo es negativo. 2021 nos dio la oportunidad de transformar el desarrollo, y 2022 sin duda nos da espacio para que la sostenibilidad de los negocios permita que las empresas asuman su rol transformador, el que no solo es fundamental porque genera empleo y ganancias, sino también porque crea entornos sanos, basados en la confianza, la que permiten el bienestar social de las sociedades prósperas y por ende, de los negocios exitosos.