Sostenibilidad
10 de enero de 2025

Tendencias y desafíos ESG para el 2025 | Pablo Vidal

Augurar es siempre un ejercicio riesgoso, pues supone contar con información suficiente para proyectar situaciones que tienen una mayor probabilidad de ocurrencia. En esta oportunidad, he asumido el riesgo de compartir con ustedes las cinco tendencias y desafíos ESG que, a mi parecer, marcarán la agenda 2025 para el quehacer empresarial local y global.

  1. Se consolida la era de los ESG Taskforces

En 2024 se consolidó la convicción de que el mundo empresarial deberá enfrentar tres riesgos sistémicos en materia ESG: los efectos del cambio climático, la pérdida de los ecosistemas y la creciente desigualdad. Bajo este gran paraguas ESG, se han desarrollado tres marcos regulatorios que influirán fuertemente en cómo las empresas abordan estos temas: el Task Force on Climate-Related Financial Disclosures (TCFD), el Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (TNFD) y el recientemente consolidado Taskforce on Inequality and Social-related Financial Disclosures (TISFD).

Estos grupos de trabajo están impulsando una explosión de regulaciones y normativas ESG, convirtiéndose en temas centrales en cualquier foro de sostenibilidad, con Estados Unidos, Europa y recientemente China compitiendo por establecer estándares y marcar la pauta en la materia.

  1. ESG con acento en Derechos Humanos

Los Derechos Humanos están adquiriendo un papel central en la agenda ESG, abordando cuestiones como condiciones laborales, diversidad, inclusión y el impacto en las comunidades locales. Esto no solo mitiga riesgos legales y reputacionales, sino que también fortalece la confianza entre inversores y otros grupos de interés, quienes cada vez más exigen responsabilidad y transparencia en la gestión empresarial.

A nivel global, el creciente escrutinio regulatorio y social, impulsado por leyes como la Directiva sobre Debida Diligencia en Sostenibilidad de la Unión Europea (CSDDD), obligará progresivamente a las empresas a identificar, prevenir y mitigar riesgos relacionados con los Derechos Humanos en sus cadenas de suministro y operaciones, mientras que a nivel local, se avanzara en un proyecto de ley para hacer obligatoria la debida diligencia en estas materias, junto con la preparación de la tercera versión del Plan de Acción Nacional (PAN) para los Derechos Humanos y las empresas del Estado de Chile.

  1. Confiabilidad de los datos ESG para evitar el Greenwashing

El concepto de greenwashing, impulsado desde la Unión Europea, ha revelado que muchas empresas no proporcionan información suficiente para que los consumidores juzguen la exactitud de sus declaraciones sostenibles. Esta falta de transparencia ha provocado un mayor escrutinio público sobre cómo se comunican los atributos sostenibles de los productos y servicios, así como las prácticas ESG de cara al mercado financiero.

La falta de confianza en los datos ESG se volverá un desafío significativo, como lo evidencia el informe “The ESG Data Conundrum” del IBM Institute for Business Value, que muestra que el 41% de las organizaciones enfrentan dificultades debido a datos inadecuados. De este modo, asegurar la confiabilidad de los datos ESG será imperativo para evitar el greenwashing y mantener la credibilidad.

  1. Sostenibilidad, herramienta clave de atracción y retención de talento

Los profesionales de hoy, especialmente las generaciones más jóvenes, buscan trabajar en organizaciones que reflejen sus valores personales y demuestren un compromiso genuino con la protección del planeta y sus habitantes.

De esta manera, la sostenibilidad se está convirtiendo en un elemento crucial para atraer y retener talento profesional. Según el último estudio “Deloitte: Encuesta Millennial y Gen Z 2024”, nueve de cada diez miembros de la generación Z (86%) y millennials (89%) dicen que tener un propósito en su trabajo es importante para su satisfacción laboral y bienestar general. La mitad de la generación Z (50%) y cuatro de cada diez millennials (43%) han rechazado una tarea o proyecto basándose en su ética o creencias personales, y casi la misma cantidad ha rechazado a un empleador por la misma razón.

En este contexto, ambicionar ESG será clave para mantener el talento necesario y hacer más competitivos los negocios.

  1. Navegar en tiempos de incredulidad ESG

La creciente polarización en torno a las políticas ESG ha dado lugar a una agenda “Anti-ESG” o “Anti WOKE”. Este movimiento, que en años anteriores parecía marginal, ha ganado tracción en ciertos círculos políticos y económicos, impulsado por sectores que consideran que las iniciativas ESG imponen costos innecesarios y limitan la libertad empresarial. Los críticos argumentan que las políticas ESG pueden distraer de los objetivos financieros principales y, en algunos casos, ser utilizadas como herramientas de marketing sin un impacto real.

No obstante, a pesar de la oposición, las tendencias ESG continúan evolucionando y adaptándose a las nuevas realidades del mercado. Las empresas que logran integrar efectivamente las prácticas ESG en su estrategia corporativa no solo pueden mitigar riesgos, sino también aprovechar oportunidades de crecimiento y diferenciación en un mercado cada vez más consciente. La clave para navegar este tiempo radicará en la transparencia y en demostrar un compromiso genuino con los principios ESG, lo que puede ayudar a contrarrestar la narrativa Anti-ESG y fortalecer la confianza de inversores, empleados y consumidores.

En definitiva, en 2025 las empresas enfrentarán un desafío crucial: equilibrar el cumplimiento de la creciente regulación ESG con la construcción de un propósito genuino que resuene en consumidores, colaboradores y todos sus grupos de interés. Será necesario que las organizaciones trasciendan las declaraciones abstractas y se centren en implementar acciones tangibles, metas realistas y medibles, conectando sus compromisos globales con los problemas concretos de la sociedad.