El nuevo contexto, exige que las empresas revisen sus dinámicas de vinculación con colaboradores, comunidades y grupos de interés, para conectar genuinamente su quehacer con las nuevas necesidades socioeconómicas y ambientales de las sociedades en las que opera. A su vez, las empresas de la nueva economía, deben ser capaces de analizar y redefinir sus estrategias de gestión del talento, considerando que las formas de trabajar no solo son múltiples y con alcances directos en el desarrollo social de los entornos, sino que además poseen expectativas y potencialidades que cambian a una velocidad extraordinaria.