Además de tener un impacto negativo en los organismos y ecosistemas, al descomponerse emite metano y etileno, dos potentes gases de efecto invernadero.
Se sabe que, al descomponerse, el plástico libera una variedad de sustancias químicas que tienen un impacto negativo en los organismos y ecosistemas. Ahora un equipo de científicos de la Universidad de Hawái ha descubierto que esta degradación contribuye también al calentamiento global. Cuando los plásticos más comunes se ven expuestos a la radiación solar emiten al descomponerse dos potentes gases de efecto invernadero: metano y etileno. Con este hallazgo los plásticos pasan a convertiré en una fuente no registrada de contaminantes que atrapan el calor.
De entre todos los plásticos, el peor enemigo del clima es el polietileno, concluye el estudio, cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Plos One. Este material -que se utiliza, por ejemplo, en las bolsas de la compra- es el emisor más prolífico de ambos gases de efecto invernadero. También es, según el estudio, el polímero sintético más producido y desechado del mundo.
El peor enemiga del clima
De entre todos los plásticos el que más metano y etileno emite es el polietileno, muy utilizado en las bolsas de la compra
Los autores de la investigación analizaron el comportamiento de los plásticos más comunes. Estudiaron el policarbonato, el acrílico, el polipropileno, el tereftalato de polietileno, el poliestireno, el polietileno de alta densidad y el de baja densidad. Todos estos materiales, muy comunes en nuestro día a día, fueron incubados en agua de mar y expuestos a la radiación solar durante varios días para mesurar las emisiones de metano y etileno durante su proceso de descomposición.
“El plástico representa una fuente de gases climáticamente relevantes que se espera que aumenten a medida que se produce y acumula más plástico en el ambiente”, apunta David Karl, autor principal del estudio. Los gases de efecto invernadero influyen directamente en el cambio climático y afectan al nivel del mar, las temperaturas globales y la salud de los ecosistemas terrestres y marinos, e influyen en las tormentas y aumentan las inundaciones, la sequía y la erosión.
El hallazgo es una evidencia más sobre la necesidad de frenar el plástico de un solo uso
“Teniendo en cuenta la cantidad de plástico que llegan a nuestras costas y la cantidad de plástico expuesto a las condiciones ambientales, nuestro hallazgo proporciona más evidencia de que tenemos que detener la producción de plástico, especialmente el plástico de un solo uso”, subraya Sarah-Jeanne Royer, coautora del estudio.
Microplásticos en los ecosistemas y estómagos de animales
Los residuos plásticos han pasado a formar parte de los ecosistemas de nuestros mares y océanos. Esta colonización alcanza también a los peces y moluscos. Hay estudios que han detectado microplásticos o nanoplásticos en los estómagos o sistemas digestivos de estos animales. Las personas tampoco nos libramos de esta contaminación ya sea “directamente, bebiendo agua con partículas de plástico, o bien indirectamente, comiendo por ejemplo moluscos que han ingerido estos contaminantes”, explica Lluís Tort, catedrático de Fisiología Comparada de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
Tort, coautor de un estudio sobre el efecto de los nanoplásticos en los moluscos, explica que el problema es que “el organismo trata los microplásticos o nanoplásticos como si fueran una amenaza y reacciona como lo haría en caso de exposición a un alérgeno. Esto provoca reacciones en algunos casos inflamatorias, de estrés oxidativo de las células o inmunitarias”. El experto advierte también del riesgo de que los microplásticos y los nanoplásticos se conviertan en una plataforma para que bacterias o virus entren en nuestro cuerpo.
Estudio de referencia: Production of methane and ethylene from plastic in the environment
Esta información fue publicada por: La Vanguardia