Personas y Trabajo
17 de abril de 2025

El liderazgo del futuro exige coraje | Matías Verdugo

“No hay empresas exitosas en sociedades fracasadas.” Esta frase no es una consigna ni una teoría. Es una verdad incómoda, profundamente vigente, que debiera orientar cada decisión que tomamos como líderes empresariales. Hoy enfrentamos un escenario desafiante, marcado por la crisis climática, la pérdida de biodiversidad, transformaciones tecnológicas aceleradas, una desigualdad persistente y una creciente desconfianza hacia las instituciones y los discursos —incluido- el de la sostenibilidad.

Hace 25 años, un grupo de líderes empresariales tuvo la visión de mirar más allá de sus desafíos corporativos y hacerse una pregunta clave: ¿cuál es el verdadero rol del sector privado en la construcción de una sociedad más justa y sostenible? De esa reflexión nació Acción Empresas, una organización que desde entonces ha acompañado al sector privado chileno en un camino de transformación, ubicando la sostenibilidad en el centro de su estrategia.

Hoy, al celebrar este cuarto de siglo, no solo hacemos memoria: reafirmamos y redoblamos el compromiso al futuro. Porque sabemos que la sostenibilidad ya no es una etiqueta ni una ventaja competitiva pasajera. Es el nuevo estándar. Y no basta con reducir riesgos. La sostenibilidad exige regenerar, anticiparse, colaborar, innovar y liderar con un propósito que trascienda y se proyecte como legado.

La sostenibilidad, que alguna vez fue vista por algunos como una expresión de filantropía, ha entrado de lleno en el debate público. Y frente a ello, los silencios —aunque más cómodos— resultan cada vez menos sostenibles. Este nuevo contexto no solo nos interpela: nos ofrece también una oportunidad extraordinaria para reinventar la forma en que creamos valor. Con propósito, con visión, con responsabilidad.

Y aquí surge una paradoja poderosa: cuando las empresas sitúan en el centro el bienestar de las personas y el respeto por los límites del planeta, no pierden. Ganan. Porque la sostenibilidad no es un costo, es una inversión inteligente. En reputación, en resiliencia, en talento, en innovación y en legitimidad. Es la única estrategia viable en un mundo que ya no tolera la indiferencia.

Desde Acción Empresas, seguiremos impulsando esa transformación con herramientas concretas, formación continua y una red estratégica que —probablemente— constituye hoy el ecosistema de sostenibilidad empresarial más influyente del país. Porque creemos, con convicción, que el liderazgo del futuro no se impone: se construye con coherencia, compromiso y colaboración.

Los próximos 25 años serán aún más complejos que los anteriores. Pero también estarán llenos de posibilidades. La posibilidad de imaginar nuevas economías regenerativas. De rediseñar industrias enteras. De redefinir el sentido mismo de la prosperidad.

Dar un paso adelante es reconocer que no hay tiempo que perder. Es dejar atrás la lógica de la compensación mínima y abrazar la transformación estructural. Es entender que no estamos llamados solo a adaptarnos a un mundo incierto, sino a participar activamente en su rediseño.

No se trata de cambiar el mundo desde lo visible. Se trata de transformarlo desde donde realmente importa: en las decisiones que tomamos cada día, en cómo diseñamos nuestros modelos de negocio, en la manera en que gestionamos nuestras cadenas de valor y, sobre todo, en las métricas con las que decidimos definir el éxito.

Porque el futuro no se improvisa. Se construye. Y se construye con liderazgo, con visión de largo plazo y, sobre todo, con coraje.