Los profundos cambios producidos a nivel global, por la pandemia, transformaciones sociales y políticas, han modificado los paradigmas que históricamente hemos aplicado en nuestras organizaciones.

Hoy, los liderazgos requieren adaptación, resiliencia y herramientas que les permitan comprender que los equipos de trabajo son cada vez más diversos, desafiantes, cuestionadores de la realidad, de las formas en la que hemos basado el desarrollo y las vinculaciones y relaciones con la autoridad y el poder.

La necesidad de liderazgos más horizontales, que consideren y valoren distintas perspectivas y que tengan capacidad de adaptar las estrategias de trabajo hacia prácticas más inclusivas y participativas, es esencial para concretar objetivos.

Los líderes inclusivos reconocen y respetan las diferencias de los miembros de sus equipos; invitan a expresar opiniones e inquietudes, escuchando y valorando sinceramente ideas y sugerencias distintas, lo que se traduce en enfoques amplios, innovadores y más efectivos.

 Asimismo, cuando los liderazgos inclusivos están disponibles y son accesibles al equipo, la incertidumbre y la ansiedad se minimizan, lo que permitiendo compartir información abiertamente y expresar pensamientos y opiniones más profundas y constructivas.

Facilitar la pertenencia y asegurar la justicia y equidad en los entornos laborales, es fundamental para conseguir objetivos complejos y la toma de decisiones compartida, brinda oportunidades y da señales claras de valoración de los distintos puntos de vista, fidelizando a las personas y sus respectivos talentos.

El nuevo paradigma empresarial plantea numerosos desafíos, y en materia de personas, la forma en que nos hemos vinculado con los colaboradores requiere una actualización basada en la valoración de las diferencias, incentivando la autenticidad que permita para una contribución plena a los objetivos planteados.