Hoy, solo el 48,3% de las mujeres en edad laboral está trabajando, un porcentaje bajo si comparamos con el 69,6% de los hombres que se encuentra en la misma circunstancia ¿Qué pasa con el resto de las mujeres que no accede al mercado laboral? La respuesta está en la conciliación de la vida laboral con las responsabilidades propias de la familia; y el cuidado de niños, niñas, personas mayores o personas con discapacidad, junto con las evidentes faltas de apoyo, de las que nadie quiere hablar, aunque las empresas crean que caminan por la vereda de la sostenibilidad.
Desde hace unos años, una palabra se ha sumado a la conversación pública: cuidadora. Comprendida como una persona que se dedica a atender las necesidades físicas y emocionales de quien tiene dependencia: sea un niño, niña, persona mayor, persona con discapacidad, o quien requiera esa ayuda. Hay quienes le hacen el quite a la etiqueta, ya que muchas veces se considera esa tarea como una forma de expresar amor por quien requiere el apoyo. Pero la realidad es que es trabajo y es, además, desgastante y agobiador. Genera problemas de salud mental por el aislamiento y estrés, algo que preocupa a los profesionales de la salud, por cómo se resiente la salud de quien cuida. Sin embargo, pese a que se conoce todo lo anterior, a la hora de establecer políticas laborales internas, son escasas las empresas que se preguntan cuántos cuidadores hay en sus filas o si requieren un apoyo extra, como un día libre a la semana para llevar a alguien a terapias u horas médicas. Se podría cambiar su descripción de cargo, de manera tal que pueda trabajar por metas y no por cantidad de horas, flexibilizando sus horarios, comprendiendo que el cuidado requiere justamente de ser reconocido como una labor más.
En esta Semana de la Mujer me gustaría plantear como desafío 2023 a las empresas que creen en un crecimiento sostenible, que cuiden a quienes cuidan en sus filas. Más allá del postnatal. Que nos cuestionemos por qué tan pocas mujeres están trabajando hoy, qué estamos haciendo socialmente para apoyar su incorporación a la fuerza laboral formal, o qué labores pueden subcontratarse con fundaciones o agrupaciones que den empleo a mujeres cuidadoras. Porque quienes cuidan a alguien con dependencia más severa requieren otra forma de trabajar. Porque requieren tener una vida más allá del cuidado. Porque el trabajo, además de ser una fuente de ingresos, es un espacio de desarrollo y satisfacción personal ¿Qué estamos haciendo, más allá de lo establecido o fiscalizado, para cuidar a quienes cuidan?
