7 de marzo de 2022
Desafíos para la construcción de un Gobierno Feminista | Lesly Meyer

Ad portas del cambio de mando y ante la promesa del presidente electo, Gabriel Boric, de avanzar en la construcción de un gobierno feminista, resulta fundamental reflexionar en torno a la comprensión del sentido que tiene trabajar bajo una mirada feminista y los desafíos que dicha tarea impone. La necesidad de transformar las relaciones sociales, políticas y económicas en función de valores esencialmente democráticos, como lo son la justicia y la igualdad, constituye una de las principales razones por las cuales resulta imperativo incorporar al feminismo en la gobernanza y en la conducción de la gestión pública. Ya lo planteaba la socióloga y politóloga Julieta Kirkwood “no hay democracia sin feminismo”, es decir, la democracia es irrealizable sin la participación de todas las mujeres en la construcción de la sociedad que queremos.

Ahora bien, los últimos meses hemos visto como la presencia de las mujeres se ha ido ampliando en la configuración del nuevo gobierno. El nombramiento histórico de Izkia Siches como la primera mujer que ejercerá el rol de Ministra del Interior, la incorporación del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género al Comité Político y la conformación de un gabinete compuesto mayoritariamente por mujeres, son señales estratégicas que dan cuenta de la voluntad que existe hoy para avanzar en la transversalización del enfoque del género desde el Estado.

¿Por qué es importante que las mujeres estén en los espacios de poder?, en este marco, ¿Cuál es el valor de empujar un gobierno feminista? Es fundamental comprender que en principio, la presencia de las mujeres en aquellos espacios que históricamente han sido habitados por hombres, es un acto tremendamente político. Es un hito que abre puertas y amplía las posibilidades y aspiraciones de las mujeres. Hoy, las mujeres podemos aspirar a ser Presidentas de la República porque ya lo hemos visto en nuestro país, también podemos soñar con ejercer el cargo de Ministra del Interior, porque estamos apunto de vivenciarlo, las fotos de autoridades ya no son las mismas, el terno oscuro y la corbata se han visto en la obligación de ceder espacio a la diversidad que existe en las ropas de las mujeres y esto lo que las generaciones más jóvenes están tomando como referencia para la construcción de sus proyectos vitales. Hoy más que nunca cobra sentido lo que la jueza y jurista estadounidense Ruth Bader Ginsburg decía “las mujeres pertenecen a todos los lugares donde se toman decisiones”.

Ahora bien, asegurar la presencia de las mujeres es el primer paso, sin embargo, el desafío más grande para construir un gobierno feminista involucra también a los hombres. El ejercicio del liderazgo con perspectiva de género es el camino. Sin “lentes de género”, no hay gobierno feminista, y no podemos perder de vista que, el hecho de “ser” mujer no asegura la existencia de perspectiva de género, una cosa no implica la otra. Por eso, es fundamental que quienes próximamente asumirán como ministras y ministros, y tendrán en sus manos la responsabilidad de conducir la gestión pública, realicen permanentemente el ejercicio reflexivo de cuestionar y sospechar de aquellos elementos y/o acciones que han naturalizado y que pueden reproducir sesgos y estereotipos de género. Identificar los propios privilegios y entender la desigualdad a la luz de estos, es un deber para conectar con las demandas feministas y aportar en su instalación en los agendas de trabajo de cada ministerio.

El feminismo solo ha empujado justicia en aquellos espacios donde se ha instalado, ha puesto de manifiesto la desigualdad y la necesidad de erradicarla. Nos ha permitido comprender que la construcción de una sociedad cuyo horizonte es la igualdad, necesita de todas las personas. Como decía la escritora y filósofa inglesa Mary Wollstonecraft “no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas”, de eso se trata equiparar la cancha, de que todas y todos podamos crecer y desarrollarnos sin barreras.

Les invito a ser agentes de cambio, a abrir más puertas para que las mujeres puedan entrar, a generar las condiciones para que todas y todos podamos mirar y transformar la realidad desde el enfoque de género. El desafío de construir un gobierno feminista no solo pasa por quienes estarán en el gobierno, sino que nos compete a todas las personas que somos parte de esta sociedad y tenemos la convicción de que no es posible avanzar sino lo hacemos todas y todos juntos. Elena Caffarena – abogada, jurista y política chilena- decía “soy feminista por vocación democrática” y creo que hoy dicha afirmación debería convocarnos más que nunca.

El futuro depende de todas y todos.