Cuando hablamos de inclusión y diversidad, me alegra ver cómo las empresas han comenzado a tratar el tema como un eje central de su estrategia. Ha aumentado la conciencia respecto a la importancia de tener equipos heterogéneos y hacer esfuerzos para igualar la cancha principalmente para las mujeres. Sin embargo, todavía estamos al debe respecto a otros grupos subrepresentados.
La diversidad en las empresas no puede referirse únicamente a la diversidad de género. Todos los años la Teletón pone foco en las personas con discapacidad, para quienes existen menos opciones de acceder a oportunidades y desarrollase dentro de nuestra sociedad. Este tema aún no se ha profundizado en el mundo corporativo más allá del cumplimiento de la Ley N° 20.422, la cual estableció normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión social de las personas con discapacidad.
En concreto, el estatuto menciona que “los organismos públicos y las empresas con 100 o más trabajadores y trabajadoras deberán contratar al menos el 1% de personas con discapacidad” dentro de su organización. Sin embargo, esto no impulsa a las compañías a avanzar más allá, lo que se traduce en un ecosistema que entrega posibilidades, pero limitadas, lo que se vuelve más complejo en un país donde viven 2.836.818 personas con discapacidad, según cifras de Fundación Trabajo, entregadas en septiembre de 2021.
Este tipo de normativas debe ser el piso, pero siempre hay que pensar en nuevas políticas públicas que potencien la inclusión de las personas con discapacidad en el mundo laboral.
Se deben generar nuevas instancias y oportunidades que favorezcan a que las personas con discapacidad, sean parte del mundo del trabajo con el chance de poder acceder de manera más expedita a distintas alternativas que les permitan encarar nuevos desafíos.
Desde las empresas, debemos hacernos cargo y aportar con nuestra tecnología y plataformas para entregar una experiencia dirigida a estos grupos, facilitando su integración. El teletrabajo es una tremenda oportunidad para seguir avanzando en este camino más allá del 1% exigido por ley. Quedó demostrado que sí se puede trabajar igual o, incluso, más productivamente desde la casa, lo que sin duda facilita la incorporación de personas con movilidad reducida o que tienen algún tipo de discapacidad para desplazarse.
Incorporar personas diversas solo puede enriquecer la cultura laboral de la compañía, brindando resultados financieros, de productividad y de reputación de marca positivos, además del descubrimiento de personas talentosas en diferentes rubros.
Es importante mencionar que hubo una ausencia de propuestas enfocadas en las personas con discapacidad por parte de los candidatos a la presidencia, aun cuando es fundamental pensar en inclusión y diversidad para soñar un país más justo, más equitativo y por ende más innovador. Esto no se puede hacer solo desde el sector público si no es un tema presente en la agenda de los presidenciales.
Todo trabajo hacia la inclusión tiene un camino de madurez. Siempre partimos desde la negación, creyendo que cumplimos con los estándares y que no discriminamos a nadie, sin embargo, es importante comprender el valor de la diversidad y tomar un papel activo en la creación de un entorno atractivo para que más personas con discapacidad puedan considerar a las empresas como un buen lugar para trabajar.