Esta semana moderé un taller de Diversidad, Equidad e Inclusión en una empresa, cuando una de las personas comentó: ¿Por qué tenemos que forzar la diversidad? Hemos avanzado bastante en esta materia en los últimos 70 años.
Es verdad. En Chile, hace 70 años las mujeres no votábamos en elecciones, y desde ahí hemos avanzado bastante: tenemos derecho a la igualdad de remuneraciones, a trabajar en espacios libres de acoso sexual y laboral, medidas contra la discriminación arbitraria, etc.
¿Qué tanto hay que forzar entonces? El Foro Económico Mundial registró en su último reporte de Global Gender Gap 2021 que, dada la pandemia, una generación más de mujeres tendrá que esperar por la igualdad de género, pues ya no se requieren 100 años para cerrar la brecha, sino que 136 años ¿Qué significa esto? Que con las medidas actuales que realizan los Estados, sociedades y organizaciones, iremos equiparando la cancha entre hombres y mujeres, para que, en el año 2157, podamos hablar con propiedad de igualdad de derechos.
Sin duda que esto tiene significancia para estas generaciones. El INE registró un 20.4% de brecha salarial, es decir, por cada 100 pesos que gana un hombre, una mujer en igual cargo, recibe 79,6; o que, por cada 10 personas en directorios, solo 1 es mujer. Por otro lado, en cultura, todavía escuchamos casos de gerentas que, en reuniones de comité ejecutivo, tienen que “hacer la minuta porque es ordenada”, organizar cumpleaños de equipo, y para que nombrar las que son criticadas por su forma “agresiva” de liderazgo, la que no se ajusta a lo esperado en su rol “femenino”.
Cuando hablamos de Diversidad, Equidad e Inclusión, sin duda hemos avanzado y ha sido un trabajo de increíbles mujeres y hombres que han desafiado el sistema. Pero no es suficiente, porque en esta generación podemos hacer más. Creo que el verdadero desafío es salir de nuestra zona de confort, concientizar que no basta solo con no discriminar, sino que tenemos que liderar y visibilizar lo que vemos en nuestro entorno y lo que aún nos queda pendiente.
No seamos observadores/as, seamos agentes de cambio.