Hemos visto cómo los actos violentos han ido ganando presencia en nuestra vida nacional, y como contrapartida, diversos actores públicos y privados han dicho con fuerza que el camino para abordar los problemas no es la violencia, sino el diálogo, el debate y la negociación para llegar a acuerdos.
Sin duda, el diálogo y la negociación también deben estar presentes para avanzar hacia el desarrollo sostenible y lograr que el necesario crecimiento económico no sea a costa de continuar deteriorando el medio ambiente, ni aumentando o manteniendo los niveles de inequidad social como tampoco ignorando la crisis climática en la qu nos encontramos.
Para avanzar en esta dirección, es prioritario comprender que el diálogo debe cumplir ciertas condiciones para que su proceso y resultados, sean legítimos para la sociedad en general, y de esta forma, allanar el camino a acuerdos que posteriormente sean implementados.
El Centro Nansen para la Paz y el Diálogo con sede en Noruega (www.peace.no) ha desarrollado una interesante reflexión basada en su experiencia de apoyo en la resolución de conflictos presentes por décadas en diversos países.
Me interesa destacar algunas ideas clave sobre qué significa dialogar.
Una de las más provocadoras es entender que dialogar es una forma de comunicación que se centra en comprender «al otro», en lugar de intentar convencerlo de que tú tienes la razón. En segundo lugar, reconocer que el diálogo es un proceso adaptativo, es decir se va modelando y cambiando y su éxito depende de la calidad de las conversaciones y de la escucha.
Una tercera idea importante es reconocer que, aunque no se logre una buena conversación y escucha en el primer intento, siempre habremos aprendido algo que no sabíamos, y que será útil si es que decidimos realizar un segundo intento.
Estas tres ideas, sin duda sirven para pensar y diseñar un proceso de diálogo entre diversos actores, en los que, en la mayoría de los casos, hay desconfianza que suele basarse en prejuicios, experiencias pasadas, rumores, etc. Esto provoca un escenario en el que las personas hablan -y sobre todo escuchan, desde una trinchera.
Para avanzar en diálogos que aporten a la sostenibilidad, debemos salir de nuestras trincheras y ponernos como objetivo entender al otro, en vez de intentar convencerlo.