Sostenibilidad
14 de marzo de 2022

Los límites al crecimiento, cincuenta años después | Pablo Villoch

Este mes se cumplen cincuenta años del Informe Los Límites del Crecimiento, del Club de Roma. Una obra pionera en el estudio de las interacciones entre población, recursos y límites biofísicos del planeta. Fue elaborada por diecisiete investigadores liderados por Dennis y Donnella Meadows, en el Instituto Tecnológico de Massachussets, aplicando las técnicas de la Dinámica de Sistemas propuestas por Jay W. Forrester.

El objetivo del proyecto fue desarrollar un modelo matemático que permitiera entender las interrelaciones entre diferentes variables y también evaluar tendencias futuras en asuntos claves a escala global como población, alimentación o producción industrial. Para ello, utilizaron un programa de simulación llamado World-3.

Aplicaron el modelo a múltiples escenarios, pero prácticamente todos conducían a resultados similares si se insistía en las mismas políticas pro-crecimiento: una rápida disminución de la producción industrial y de alimentos, dado que la disponibilidad de recursos naturales se reducía y sobrepasaba un cierto umbral crítico. La población y la contaminación llegarían a su punto máximo algo después, debido a la inercia del sistema. Las tres conclusiones principales del informe mostraban que:

a) Si continuaban las tendencias de aquel momento, se llegaría a los límites del crecimiento en la primera mitad del siglo XXI, con una brusca disminución en la producción industrial y el alimento, seguido de la población.

b) Aún era posible alcanzar un estado de equilibrio ecológico y económico estable en el tiempo, pero requería poner límites al crecimiento y diseñar sistemas de vida para que las necesidades humanas fueran satisfechas dentro de ellos.

c) Si el mundo realmente quería llegar a un estado de equilibrio, entre antes lo hiciera, más probabilidades de éxito tendría.

El mensaje era claro: la economía y la población no pueden crecer infinitamente en un planeta finito. En su momento, fue criticado por el establishment y sus autores fueron calificados como catastrofistas y neomalthusianos.

No era una profecía escrita en piedra pero tuvo buena puntería. Décadas después, los datos de la investigación han sido actualizados varias veces y las tendencias muestran que el escenario proyectado se está cumpliendo con una asombrosa y preocupante precisión. La más reciente reevaluación del modelo, realizada por Harrington en 2020 confirma que continuamos en la trayectoria del peor escenario posible. ¿Podremos enmendar el rumbo?

Investigaciones más recientes como la de Johan Rockström del Instituto de Resiliencia de Estocolmo, han identificado cuáles son esos límites planetarios que están siendo transgredidos. En enero fue publicado un artículo que dimensiona, por primera vez, uno de los límites planetarios cuya medición estaba pendiente: el de la contaminación química.

Y el más reciente informe del IPCC nos recuerda que “cualquier retraso adicional en la acción global concertada anticipatoria, perderá una breve ventana que se cierra rápidamente para asegurar un futuro habitable y sostenible para todos”.

La economista británica Kate Raworth invita a aproximarse al aparente dilema del crecimiento con cierto grado de agnosticismo, proponiendo transitar desde “una economía que crece independientemente de si genera prosperidad o no, hacia una que genere prosperidad, independientemente de si crece o no”.

En el mundo empresarial, especialmente en el ámbito del emprendimiento y la innovación, está ampliamente instalada la consigna de “crecer, emprender e innovar sin límites”. Ahora bien, imaginemos que convocamos a los más grandes pintores de la historia a un concurso y les invitamos a crear su obra más creativa. Incluso el mejor cuadro estará en un marco de restricciones, definido por los límites habilitantes para que la creatividad pueda surgir. El sector empresarial necesita aprender a crear valor e innovar dentro de los límites planetarios, respetando los ciclos naturales que permiten y sostienen la vida y su regeneración.

¿Están nuestras empresas preparadas para repensar sus modelos de negocio creando valor e innovando dentro de los límites planetarios?