Sostenibilidad
12 de enero de 2022
Marcas con propósito o a propósito de la marca | Rodrigo Soto

Qué tema más vapuleado, maneado y con litros de tinta virtual que han corrido y seguirán corriendo referido a este tema. Tampoco me cabe ninguna duda que si corren tantas opiniones, ideas y propuestas es porque definitivamente es un tema relevante. Y a mí en lo particular me fascina.

Hoy más que nunca, a raíz de las diversas situaciones y realidades que vivimos en Chile, me hace sentido la potencia en el discurso de las marcas con propósito, entendiendo por aquellas que, tras su isotipo, logotipo, declaración…revelan una mirada de la sociedad y de la relación que pretenden con ésta y que creen relevante. Ya actúan en consonancia a ello. Lo que no cabe ninguna duda, es que aparte de tener propósito o definirse como una marca con propósito, debe haber un contenido genuino, una propuesta de valor real que permita a otros opinar sobre ese deseado propósito que queremos en nuestras marcas.

De nada sirve ser un estupendo vocero si lo más lejos que llega tu voz es a la altura de tu ombligo. Eso es un monólogo que difícilmente logrará permear en los otros.

O si las propuestas y acciones que llevas a cabo son aplaudidas, pero muchas más veces por obligación más que por convicción, por aquellos públicos internos que difícilmente disentirán de lo que viene de arriba. Nos encontramos una cantidad incansables de compañías que con esto de la moda de tener propósito consideran que declararlo, ya es suficiente. Ese es sólo el primer balbuceo de una marca que quiere estar presente con fuerza en el mundo real.

Pero bueno, una vez logrado ese balbuceo infantil, es deseable que sea porque sus papás lo permiten. Y cuando digo “papás” me refiero sin duda, a los máximos exponentes de la marca, ese CEO, ese gerente general, que con capacidad de decisión y de convocatoria es capaz de permear –de manera convencida- a todos aquellos que lo miran como un referente. Y para ser un referente, en los casos de reputación, no sirve con haber logrado llegar a estos altos puestos directivos de decisión, sólo por lo buenos números que le entregas a los accionistas.

Hoy más que nunca debemos ser exquisitos en exigir de nuestros líderes, una actitud convencida de propuestas con propósito. No sirven las posturas. Hay que ser responsable y actuar de manera decidida anteponiendo los valores éticos y morales al actuar.

Si pasas tu propio filtro ya has dado un gran paso. Si no estás dispuesto a mostrar aquello que te puedan pedir mostrar, no estás en condiciones de pretender ser un referente y menos esperar algo de admiración.

Al final las marcas con propósito las hacen las personas a cargo de ellas. Sin el compromiso irrestricto para entender que el valor que aporta este intangible a la reputación, los negocios, las relaciones institucionales, y por qué no personales, se logra con una actitud decidida a hacer las cosas bien, pero bien para todos, no sólo para algunos.