Ante la incertidumbre económica que viene de la mano del COVID-19, debemos preguntarnos cuál es el rol de las empresas en ese futuro incierto que nos espera. En tiempos de crisis, las empresas se están abocando a resolver el día a día; a sortear de mejor manera los tremendos desafíos que impone la operación en un contexto como éste, que es de carácter global y sanitario. Dos factores sin precedentes para el mundo empresarial en Chile durante el último siglo. Sin embargo, ese enfoque cotidiano hace que a veces, las empresas obvien variables fundamentales como el impacto económico y social que implica tomar decisiones económicas sin el cruce social que toda decisión debe llevar implícita.
Bajo la perspectiva de la sostenibilidad, cuando debemos tomar decisiones difíciles, poner a las personas al centro de esas decisiones, es siempre un buen ejercicio. Los colaboradores, son parte central de una empresa y cuando las estrategias se diseñan asumiendo esa relevancia, comienzan a aparecer soluciones basadas en la sostenibilidad del negocio, pero desde una triple dimensión.
Hace unas semanas, realizamos una encuesta a nuestra red de empresas socias, junto a Gestión Social, y en ella, el 50% de las compañías aseguró que existirán despidos mientras un 25% afirmó que éstos serán masivos.
En tiempos complejos como los que vivimos, no podemos olvidar que “no hay empresas exitosas en sociedades fracasadas”. Hoy más que nunca las empresas deben entender que el bienestar económico de una sociedad solo es posible cuando hay bienestar social. El estallido de octubre nos dejó una lección, y esta crisis global, está poniendo a prueba el aprendizaje empresarial de esa lección. Reactivar el desarrollo de Chile, desde una lógica de sostenibilidad, nunca ha sido más imperioso y por eso las empresas que se entienden a sí mismas como agentes de cambio, deben impulsar el desarrollo sostenible del país y del mundo, bajo un enfoque mucho más sostenible y certero del que veníamos impulsando, lo que necesariamente implica redefinir el valor de las empresas en este mundo cambiante, y un primer paso para ello, es poner al centro de nuestras decisiones la transparencia, el fortalecimiento de las relaciones laborales pero, sobre todo, proteger el capital humano que, finalmente, es el pilar de toda organización.