La vorágine del día a día nos lleva a realizar diversos cuestionamientos en torno a la forma en la que vivimos y cómo compatibilizamos nuestros diferentes planos de acción: personal, familiar, laboral y social.
Y es que para hablar de la unión entre todos, hay que entender que el ser humano es indivisible. Quienes somos en casa es la misma persona que está en la oficina, con amigos o en familia. Las emociones se traspasan a todos los planos, y por lo tanto, un buen entorno organizacional es una pieza clave para el bienestar general.
En este contexto, surge la pregunta: ¿Cómo podemos entender la salud de una manera más humana y tangible en la vida cotidiana? Es crucial reconocer que la salud mental es tan importante como la física, aunque a menudo sea un tema tabú en nuestra sociedad.
Según datos de la Superintendencia de Seguridad Social, el 32,3% de las licencias médicas registradas en 2023 fueron por los llamados “trastornos mentales”. Sumado a esto, el estudio “Monitor Global de Salud 2023”, realizado en 31 países, incluido Chile, reveló que nuestro país es el segundo que reconoce la salud mental como uno de sus principales problemas, después de Suecia, con los tiempos de espera para recibir atención, como el principal problema que enfrenta el sistema(63%).
Estos datos nos deberían llevar a reflexionar sobre lo qué estamos haciendo todos en esta materia, incluidas las organizaciones y el mundo público-privado. La ecuación es simple, el deterioro de la salud mental impacta no solo a las personas, familiares y grupos cercanos, sino también al país.
Este impacto es significativo y requiere una respuesta urgente. Ante un posible aumento en este deterioro, es crucial implementar acciones concretas para mejorar el bienestar y la calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras. En nuestro caso, ha sido fundamental partir por cuidar a nuestro capital más importante: las personas. En esa dirección, hemos trabajado en políticas de cuidado para lograr “un entorno seguro y saludable”, como lo planteó en su momento la OMS junto a la OIT, generando nuevas directrices sobre la salud mental en el trabajo.
Por ejemplo, contamos con una plataforma llamada “Espacios de Reconexión” la cual hemos puesto a disposición de nuestras personas, ofreciendo en 2023, charlas, capacitaciones y actividades diseñadas para aumentar la conciencia sobre los diversos factores que influyen en nuestra salud psicoemocional.
Otra instancia implementada en años de pandemia y que continúan hasta la fecha, es la disponibilidad para nuestros colaboradores y colaboradoras de un sistema telefónico de asistencia psicológica que permite contar con el apoyo y asistencia profesional en caso de ser necesario.
Estar atentos a comportamientos negativos y otros factores que puedan incrementar los niveles de angustia e inestabilidad es uno de los primeros pasos que debemos dar, no hay mejor forma de enfrentar este desafío que a través de la prevención. Cada día nos vemos enfrentados a cambios a nuestro alrededor, especialmente en un entorno mundial que ha estado marcado los últimos años por una pandemia, conflictos bélicos, crisis económica y desastres naturales producto del cambio climático.
El camino está claro: debemos estar atentos a las señales, anticiparnos, de modo que la prevención, debe ser la base para cultivar una buena salud mental que permee el plano laboral. Desde esta perspectiva, el rol de los líderes y la real conexión de estos con sus equipos es un foco prioritario.
El desafío está en dejar de lado los tabúes y aspirar a construir un sistema que se la juegue por promover estos espacios de acción como un bien colectivo. Solo así, podremos avanzar en construir las organizaciones que nuestro mundo requiere.