Cambio Climático
16 de enero de 2019
Gira de Aprendizaje Biofactoría Aguas Andinas

Conocer cómo se obtienen recursos tales como fertilizantes orgánicos, gas natural y electricidad entre otros, a partir aguas servidas fue el objetivo de esta nueva gira.

En las instalaciones de La Farfana de Aguas Andinas se realizó el martes 15 de enero una nueva Gira de Aprendizaje de ACCIÓN, donde se conoció en terreno el modelo empresarial de Economía Circular que constituye el Complejo Biofactoría Gran Santiago.

En la ocasión, los participantes de la gira conocieron el centro de Biofactoría de La Farfana, ubicada en la comuna de Maipú, donde fueron recibidos por Narcís Berberana, CEO de la compañía, quien presentó los principales alcances de este centro, resultado de la transformación de las plantas de descontaminación de aguas servidas en generadoras de gas natural, electricidad, abono orgánico para suelos y agua reutilizable para uso industrial y agrícola.

En palabras de Berberana, este centro consituye una muestra del “cambio radical desde una empresa de suministro de agua a una de servicios ambientales” que ha vivido la compañía.  En el año 1993 solo el 3% de las aguas servidas de Santiago eran tratadas, al año 2012 se alcanzó el 100%, siendo un ejemplo mundial, este mismo proceso tomó 70 años a la ciudad de Paris.

En 2017 se efectúo un cambio de paradigma, pasando de una planta de tratamiento a el establecimiento de la Biofactoría, referente de sustentabilidad que constituya la primera instalación en el mundo de estas características. A nivel mundial, La Farfana ocupa la 11° posición en volumen de agua tratada, siendo la segunda instalación por caudal de América Latina.

En la presentación el CEO de Aguas Andinas indicó que cada santiaguino produce 210 kilos de agua servida al día, La Farfana recibe 1,5 millones de toneladas de aguas servidas diariamiente, el equivalente a 400 mil camiones limpiafosas, cifra que alcanza el 50% del volumen de aguas servidas de la capital.

Actualmente el 60% de la población mundial no tiene acceso a alcantarillado, y solo el 27 % de las aguas servidas son tratadas. En Chile, dos millones de personas no tienen acceso al tratamiento de sus aguas. Asimismo, a causa de estar en contacto con zonas insalubres a raíz de aguas residuales, anualmente mueren 2 millones de niños en el mundo.

Las biofactorías tienen como meta cero impacto ambiental, cero residuos, cero consumo externo de energía enfocada en el autoabastecimiento energético, además de alcanzar un impacto social positivo junto con preservar la biodiversidad.

Los procesos de descontaminación realizados por las biofactorías de Santiago (La Farfana y Mapocho-Trebal) durante 2017, correspondieron a 593 millones de m3 de agua apta para riego, equivalentes al 78% del total del agua potabilizada en igual período.

A su vez, el biogás producido en la biofactoría,  se utiliza para generar electricidad equivalente al 90% de los requerimientos de la planta, equivalentes al consumo de la ciudad de Valdivia. A su vez suministra gas natural  a la red de Metrogas, abasteciendo a 110.000 habitantes de la comuna de Maipú

Otro ejemplo de obtención de recursos a través de residuos, constituyen los biosólidos, fertilizantes naturales que son distribuidos en distintos predios agrícolas de la Región Metropolitana de forma gratuita.

La Farfana cuenta además cuenta con una laguna de aguas tratadas y depuradas, diseñada por la Unión de Ornitólogos de Chile, para conservar la avifauna acuática y mantener un ecosistema protegido para la vida que crece naturalmente en la cuenca de Santiago.

Actualmente hospeda 32 especies de aves en sus 15 hectáreas; entre patos, cisnes, garzas, huairavos y otros, además de otras especies como coipos, constituyéndose como un área de conservación de alto valor en biodiversidad. En el lugar la Unión de Ornitólogos de Chile realiza un monitoreo permanente de calidad de agua, la diversidad y la preservación de las especies existentes en la laguna.

En noviembre pasado, el proyecto de Aguas Andinas fue reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) durante la pasada 24ª Conferencia sobre el Cambio Climático (COP24) efectuada en la ciudad polaca de Katowice. El premio, denominado Impulso Para el Cambio, es entregado por la ONU a soluciones orientadas a enfrentar los efectos del cambio climático, resaltando aquellas que puedan ser replicadas en otros lugares del mundo.

El reconocimiento se enmarca en la categoría Salud Planetaria y constituye el único en Latinoamérica de los 15 proyectos galardonados, elegidos entre más de 600 iniciativas a nivel global. Abarcaron aspectos como una aplicación móvil que promueve la lucha contra el desperdicio de alimentos y el hambre en el mundo, hasta una iniciativa gubernamental que se está haciendo responsable del 100 % de sus emisiones de gases de efecto invernadero.