La regeneración es ir más allá de la sostenibilidad empresarial, ampliando su campo de acción a través de factores como la resiliencia, eficiencia, circulación y adaptabilidad. Ese es el tema central del XXlll Encuentro de Desarrollo Sostenible de Acción Empresas, llamado “A la Raíz: en busca del equilibrio perdido“, donde expositores nacionales e internacionales se reunirán en torno a este concepto, que ofrece una nueva mentalidad para los negocios del siglo XXI.
“Un sistema económico no se puede sostener en el tiempo a menos que internalice todos sus costos. Lamentablemente una buena parte de los costos que se externalizan los paga la naturaleza, las futuras generaciones y las comunidades más marginadas”, señala Ronald Sistek, CEO de CO Consulting, académico y consultor en regeneración organizacional, quien será uno de los encargados de desarrollar esta temática en “A la Raíz”, a través de su charla “Regenerar el tejido”.
Sistek afirma que se deben resignificar muchos aspectos en los que se basa hoy la economía, entre ellos la manera en la que se consume, en la que se produce, las cadenas de valor, las cadenas de suministro, los modelos de negocios, los propósitos organizacionales, las estrategias de gobernanza y los liderazgos. “Durante los últimos años hemos visto florecer organizaciones en dominios como ganadería regenerativa, agricultura, apicultura, pero también en dominios como alimentación, turismo, conservación y desarrollos inmobiliarios. Vemos diversidad en la profundidad en la aplicación de paradigmas regenerativos y en la escala. Evidenciamos que con coraje se puede caminar hacia un paradigma distinto y mantener rentabilidades, ahora con éticas asociadas a la conservación de la vida y a poner la vida al centro de acciones y decisiones”, dice.
¿La regeneración es un nuevo enfoque de negocios o un imperativo de futuro?
Yo diría que ambas. Por un lado, es un nuevo enfoque potencial para los negocios y al mismo tiempo, un imperativo para el futuro de las personas y del planeta.
Respecto de ser un imperativo para el futuro de personas y planeta, como para partir por la mirada más integral, diría que en la base está la transformación radical de una manera de estar en el mundo: eso implica una mirada cultural, una mirada de estructuras sociales y de infraestructuras necesarias para que un sistema funcione.
En el corazón de la reflexión de nuestros paradigmas dominantes se encuentra un paradigma económico fundamentado en la idea de poder crecer infinitamente en un planeta finito, cuya cultura, estructura social e infraestructura se alinean a ese pensamiento y eso nos tienen en un estado de sobrecarga y colapso de muchas maneras.
Entonces, si queremos viabilizar un mundo para las futuras generaciones debemos transitar hacia un paradigma económico fundamentado en la idea de crear las condiciones para la vida en todas sus formas. Esto implica varias cosas, entre las cuales podría nombrar la necesidad de entender que una economía no puede funcionar con métricas basadas en un crecimiento económico infinito asociado a rentabilidades de corto plazo a costa de daños conceptualizados como externalidades negativas de largo plazo.
Otra de las implicancias tiene que ver con la necesidad de comprender que todas las operaciones organizacionales existen en nichos anidados que las contienen, es decir que se requiere comprender de manera sistémica la naturaleza de los efectos de las organizaciones en el corto mediano y largo plazo. Toda empresa opera en una localidad esa localidad está anidada en una cuenca esa cuenca está anidada en una bio-región y toda bio-región, desde la mirada de los sistemas vivos, debería contener la mayor diversidad de oferta posible.
Hoy, por ejemplo, para construir un teléfono celular, se requiere de minería de seis continentes para su fabricación: ¿es esa actividad una actividad sostenible en el tiempo? La respuesta es “no”.
Respecto del enfoque de negocios, la gran pregunta es “¿Qué operaciones continuarían si se internalizaran la totalidad de los costos?” Y la respuesta podría ser bien deprimente. Creo que hay un gran potencial en descubrir cómo ir internalizando las externalidades al mismo tiempo que generando estrategias para transitar hacia una metáfora más fundamentada en cómo los sistemas vivos funcionan, más que desde metáforas técnicas y reduccionistas, con las que masivamente nos manejamos hoy.