Personas y Trabajo
9 de noviembre de 2021
Aliadas y aliados de la igualdad de género | Priscilla Zamora

Hace años que venimos escuchando sobre la importancia de la igualdad de género en el sector privado. Citamos a su favor el aumento de la productividad, mejores resultados financieros de la innovación y cambios positivos en el clima laboral…. Si bien todas esas premisas son correlaciones entre el aumento de la diversidad y la productividad, lo que realmente interpela de forma mucho más profunda, coherente y responsable, es el hecho de que impulsar la igualdad de género es un caso de derechos humanos y justicia social, un deber ético, y no al revés. No es un caso de negocio lo que justifique hacer el bien para trabajadores y trabajadoras. Este propósito, por lo tanto, debe convertirse en el principal motor para impulsar las estrategias en las organizaciones.

Llegar a un propósito tan profundo como ese no es suficiente con declaraciones públicas, firmas de convenios o planes de acción. Si bien, es necesario, ya que entrega un marco de acción, hacer el camino individual de la concientización y sensibilización es aún más primordial. El famoso camino de la deconstrucción…un momento, ¿la deco qué?

En mi proceso personal de convertirme en una implementadora de cambios transformacionales, he tenido que reflexionar, aprender, leer, conversar, escuchar, y sobre todo, incomodarme, cuestionarme e incluso vivir duelos producto del resultado de esas reflexiones. Este último año, he tenido incluso, que mirar atrás y ver intervenciones que impulsamos desde Women in Management, las que siempre bien intencionadas, carecían de una mirada interseccional, dejando fuera a personas de identidades tradicionalmente marginadas. No me daba cuenta que seguía perpetuando estereotipos culturales. Este año hemos realizado un camino de aprendizaje interno con el equipo de Women in Management, y luego con organizaciones que se atreven a pensar fuera de la caja, llegando a la conclusión que, si no partimos con una reflexión profunda e incómoda de nuestros privilegios, no podemos tener real empatía y mucho menos ser aliadas y aliados públicos para impulsar la igualdad y equidad de género.

Ser aliadas y aliados es un esfuerzo activo y constante para usar tus propios privilegios en el apoyo de personas con menos privilegios. Y la desigualdad de género es un desafío sistémico que afecta desproporcionadamente a las mujeres, por lo que requiere del apoyo y compromiso de todas las personas. Esta palabra -a veces incómoda- “privilegio”, se refiere a que algunas personas tenemos ventajas inherentes (como nuestro género, raza, orientación sexual, clase social u otras identidades) que nos impulsan más adelante que a otras, a la vez que van dejando personas atrás. Ver al menos un privilegio personal que tengas y sostener la incomodidad que requiere, es el primer paso. Te invito a que empieces hoy.