Actualmente, las finanzas sostenibles se han convertido en un eje central para el desarrollo económico y social a nivel global. En Chile, este enfoque no solo promueve inversiones responsables y financiamiento ESG, sino que también refuerza la transparencia y la confianza entre empresas, banca e inversionistas, pilares fundamentales para un mercado robusto y resiliente.
La adopción de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en las decisiones de inversión y financiamiento está transformando el panorama financiero. Las empresas que integran prácticas sostenibles no solo mejoran su impacto ambiental y social, sino que también se posicionan mejor frente a los riesgos y oportunidades del mercado. La transparencia en la divulgación de información ESG permite a la Banca y a los inversionistas tomar decisiones más informadas, mitigando riesgos asociados a prácticas no sostenibles y fomentando una mayor confianza en las empresas.
En Chile, la implementación de normativas como la Norma de Carácter General N° 461 por parte de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), que exige la divulgación de información ESG, ha sido un paso significativo. Esta medida no solo mejora la transparencia y reportabilidad, sino que también impulsa a las empresas a adoptar mejores prácticas, alineándose con estándares internacionales y atrayendo a inversores interesados en la sostenibilidad.
Además, las finanzas sostenibles fomentan la creación de valor a largo plazo. Empresas que priorizan la sostenibilidad tienden a tener una gestión de riesgos más robusta y a innovar en sus procesos, lo que les permite mantenerse competitivas en un mercado global en constante cambio. Para los inversionistas y financistas, esto significa no solo un retorno financiero más seguro, sino también que las operaciones y proyectos que se emprendan estén alineados con un desarrollo económico responsable y sostenible.
La “Visión 2050”, documento estratégico elaborado por el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD), organización que Acción representa en Chile, sostiene que la acción de las empresas puede impulsar las transformaciones clave que necesitamos para crear un mundo en el que “más de 9000 millones de personas vivan bien, dentro de los límites planetarios, para el 2050”. Estas transformaciones se pueden sintetizar en 9 caminos donde las empresas tienen una posición estratégica, y pueden contribuir a encaminar al mundo hacia la Visión 2050. Uno de estos caminos es el que abarca Productos y Servicios Financieros, debido a la relevancia que tienen para movilizar el quehacer empresarial en línea con un desarrollo sostenible.
En el logro de estos objetivos, las áreas de Finanzas son claves, ya que están a cargo que sus empresas cumplan con las nuevas normativas que instan a divulgar información sobre criterios no financieros (materias ESG), y puedan responder a los nuevos requerimientos de bancos e inversionistas. En la actualidad, el regulador, los inversionistas y la Banca están demandando por parte de las empresas nuevos datos transparentes y confiables, y aquí el rol del gerente de finanzas como coordinador de toda esta información es clave.
Hace no muchos años atrás, los inversionistas, bancos y accionistas estaban mucho más centrados en la rentabilidad de corto plazo, y pocos factores sociales o ambientales entraron en las matrices de riesgo. Sin embargo, esto cambió radicalmente. Hoy, si bien la rentabilidad sigue siendo importante, la visión es más de largo plazo y los riesgos que la condicionan incluyen cada vez más aspectos ambientales y sociales.
De allí que es crucial conjugar rentabilidad y sostenibilidad en cualquier empresa que quiere mantenerse y ser exitosa en el tiempo.