Economía Circular
15 de noviembre de 2022
La economía circular requiere de un compromiso corporativo, colaboración y métricas | Marcela Bravo

La economía circular podría reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) hasta en un 39% para 2032 y mitigar la pérdida de biodiversidad. Sin embargo hoy el mundo es solo un 8,6% circular, 0,5% menos que en 2019, así lo señala el Circularity Gap Report 2022, de la organización Circle Economy, cuyo propósito es duplicar la circularidad mundial de aquí a diez años.

Adoptar enfoques regenerativos en la actividad empresarial debería ser una prioridad. Si bien es muy importante contar con marcos regulatorios y normativas que guíen a las empresas en su camino hacia la economía circular, es necesario que el sector privado comprenda que se trata del mejor modelo para alcanzar un crecimiento económico sostenible.

En este escenario la acción de las empresas es clave para incorporar los principios circulares en las estrategias comerciales y para sacarle el máximo provecho a esta oportunidad. Pero, ¿Por qué es una oportunidad? Minimizar el impacto ambiental de productos, procesos y servicios, efectivamente genera diversos beneficios para las compañías. Por ejemplo, mejora la continuidad en el suministro de materias primas, asegura un desarrollo en armonía con los sistemas naturales, estimula la competitividad, la innovación y responde a las nuevas necesidades de clientes e inversionistas.

Compartir una visión de futuro sobre nuevas formas de producción y consumo y crear instancias de aprendizaje, que reúna a distintos actores sociales, es la única forma de acelerar la economía circular y de incorporarla en toda la cadena de valor. En este sentido, identificar la trazabilidad de los proveedores entrega información valiosa sobre el tipo de materias primas que se usan, del lugar que provienen y su circularidad, ya que los insumos no siempre son adquiridos a distribuidores locales, sino que muchas veces provienen de otros países y regiones geográficas.

Por eso, en línea con la “Hoja de Ruta para un Chile Circular al 2040“, coordinada por el Ministerio del Medio Ambiente -en la que participó activamente Acción Empresas- en diciembre del 2021 comenzamos a trabajar con 25 empresas en nuestro segundo Acuerdo de Producción Limpia llamado “Transición hacia la Economía Circular”, que impulsamos junto a la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático (ASCC), con la colaboración de CORFO y los Ministerios del Medio Ambiente y de Salud.

Basándonos en un trabajo colaborativo, este programa público-privado, que tiene una duración de dos años, posee metas concretas y compromisos específicos que no sólo involucran a los encargados de las áreas de sustentabilidad, sino también a otros líderes internos. Por esta razón, realizamos 16 cursos enfocados a quienes implementan directamente el APL en sus organizaciones y a gerentes de diferentes áreas, con el fin de que la economía circular permee, sea entendida por la mayor cantidad de personas en las empresas y forme parte de la cultura interna. Así, en estos talleres, llegamos a capacitar a un total de 215 colaboradores.

Pero, además, las compañías aprendieron a usar la herramienta internacional “Indicadores de Transición Circular 2.0” (CTI, en inglés), con la que pudieron calcular su línea base en economía circular. Esta herramienta, creada por el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD) -organización que Acción Empresas representa en Chile-, ha permitido que cerca de dos mil organizaciones de todo el mundo, de distintos tamaños y sectores, trabajen en objetivos y métricas universales en materia de circularidad.

Aprender a medir el desempeño en materia de circularidad es una inversión a largo plazo y ayuda a identificar riesgos, oportunidades y a orientar los negocios hacia prácticas comerciales resistentes y preparadas para el futuro, pues según estimaciones de la ONU, para el 2030 aumentará en un 35% la demanda de alimentos, un 40% de agua y un 50% de energía.

¿Cómo enfrentaremos este contexto desafiante? La Visión 2050 del WBCSD describe a la economía circular como una palanca clave para lograr un ambicioso objetivo: que al 2050 más de 9 mil millones de personas puedan vivir bien, dentro de los límites planetarios. Este informe estratégico, dirigido a las empresas, reconoce que la economía circular ha avanzado en los últimos años, sin embargo, indica que es urgente integrarla en los compromisos nacionales, a fin de contribuir con las reducciones de emisiones, resolver los niveles cada vez mayores de residuos globales, proteger los recursos valiosos y crear nuevos empleos. Junto a esto, hace un llamado al sector privado a aumentar la proporción de materiales reciclados que se usan en los productos, diseñar para la durabilidad y apoyar la capacidad para reparar y reutilizar los productos, algo que hoy está ganando terreno, sobre todo, en la industria del retail.