Cambio Climático
11 de noviembre de 2021
Las empresas en la solución a la crisis climática | Cristián Mosella

Durante las dos primeras dos semanas de noviembre se realiza en Glasgow, Escocia, la vigésima sexta versión de la Cumbre del Clima (COP26), luego de una inédita decisión de cancelación de la edición 2020, producto de la pandemia.

Lamentablemente, los países llegan a esta cita tremendamente golpeados producto de las dificultades sanitarias y económicas instaladas por el Covid, déficits energéticos, quiebres en las cadenas de suministro, procesos inflacionarios que avanzan a tiro galopante y una vorágine por recuperar esa “normalidad” quebrada en 2020. Pero esa añorada “normalidad” dista mucho de ser lo que era. Durante los últimos años, nuestro planeta ha presentado un clima mucho más extremo; recurrentes sequías y olas de calor han traído masivos incendios que se contraponen con extremas inundaciones durante el invierno europeo y asiático, mientras que los records de temperatura en todo el planeta aumentan año a año.

Y no es solo un tema de percepciones. Durante agosto de 2021, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático ha liberado el primer capítulo sobre las bases físicas del clima, correspondiente a su “VI Reporte de Evaluación”, documento que, entre varios otros hallazgos científicos, confirma que muchos quiebres debidos a las emisiones pasadas y futuras de gases de efecto invernadero serán irreversibles durante siglos o milenios.

Si bien este panorama es desolador y el tiempo para una acción climática ambiciosa y decidida se agota a pasos agigantados, aún hay esperanza. Y esta, se ancla principalmente en la capacidad de los líderes empresariales para comprometerse voluntariamente con trayectorias de descarbonización alineadas con la ciencia.

A la fecha, solo la iniciativa Science Based Targets, impulsada por CDP, WRI, WWF y Pacto Global de Naciones Unidas, cuenta con más de 2 mil compañías comprometidas, las que han presentado un incremento en las solicitudes de 148%, respecto a unos meses atrás.

Así, las compañías que han entendido la necesidad de ser parte de la solución no solo han mostrado un buen desempeño en cuanto a emisiones de CO2 (~25% de reducción entre el 2015-2019), sino que además han dado cuenta de mejoras en su rentabilidad, la confianza de sus inversionistas, impulsos en la innovación, menor incertidumbre regulatoria e incrementos reputacionales, lo que confirma que esta tendencia será la norma en un breve plazo…y es justamente ahí, donde radica la luz de esperanza.

Si bien es cierto, la COP26 es fundamental para lograr los acuerdos globales que escalen y financien los procesos de mitigación y adaptación contra la crisis climática, las empresas tienen un rol clave, pero deben actuar ahora ya. No quedan excusas para iniciar este camino ante esta ineludible responsabilidad.