En Chile, son pocas las mujeres que logran llegar a posiciones altas dentro de las empresas. Según un estudio de la Universidad de Valparaíso de Chile, las compañías lideradas por hombres representan un 83%, mientras que las que están a cargo de mujeres solo alcanzan el 17%.

Estas cifras son duras y cuesta entenderlas, considerando que hoy en día hay más mujeres estudiando carreras de educación superior que hombres, y que somos el 50% de la población.

Estoy convencida de que el liderazgo femenino y la diversidad son fundamentales para las organizaciones actuales, las cuales, según Accenture, a través de políticas de inclusión llegan a ser hasta seis veces más innovadoras.

Efectivamente, es un hecho que los hombres y las mujeres somos distintos en algunos aspectos, pero no por capacidades intelectuales, sino producto de nuestro proceso de socialización y la capacidad de ser empáticos en el liderazgo. En esa línea, hay estudios que indican que las mujeres mostramos un estilo de liderazgo más orientado hacia las relaciones y que tendemos a enfatizar la cooperación dentro de los equipos, tendencia que se ha convertido en uno de los enfoques más importantes a considerar por parte de las empresas.

De acuerdo con una investigación publicada en Forbes, el liderazgo empático tiene efectos significativos en la innovación, la retención, la inclusividad, el compromiso y la cooperación.

La empatía es fundamental, por lo que tenemos que entender que los trabajadores no dejan de ser personas cuando están en la oficina y que el clima laboral, que no es otra cosa que las emociones de la organización, dependen de las emociones de las personas.

Junto con esto, es importante considerar que las personas en general están experimentando múltiples tipos de estrés, habiéndose visto aún más afectadas por la pandemia. En efecto, según un estudio de Qualtric, a nivel mundial, el 54 % de la población está emocionalmente exhausta y el 53 % de las personas están tristes, por lo que cobra aún mayor relevancia el manejo emocional dentro de los equipos.

De todas formas, la empatía no es un rasgo únicamente femenino, todos somos capaces de convertirnos en líderes empáticos; de hecho, las organizaciones están ávidas de recibir hombres que logren conectarse con sus emociones y que lideren a sus equipos desde la empatía.

Para esto, es importante que las compañías apunten a generar un ambiente más diverso e inclusivo, donde hombres y mujeres puedan aprender mutuamente y complementarse, eliminando los estigmas actuales y promoviendo la consolidación de un liderazgo empático.