Personas y Trabajo
9 de marzo de 2021

Mujeres, la pieza clave de la reactivación

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En el escenario actual, en el que debemos reactivar la economía con un sentido de urgencia,
tenemos la obligación de hacerlo bajo un enfoque de género ¿Por qué?

No se trata de una cuestión de justicia social. Las reglas del juego han cambiado y, frente a las diversas crisis, quedó claro que debemos modificar la estructura en la que estamos operando, apuntando a una sociedad más amplia, más integral y con un foco inclusivo. Y existe suficiente evidencia al respecto.

El estudio “Liderando la lucha contra la pandemia: ¿Importa realmente el género?”, realizado por científicos de la Universidad de Reading y la Universidad de Liverpool en 194 países, mostró que el control del covid-19 ha sido mejor en países liderados por mujeres y, hasta cierto punto, esto se explica por una buena gestión en escenarios adversos, por un liderazgo eficaz y resolutivo, caracterizado por una comunicación clara y empática.

Sin duda las mujeres somos y seguiremos siendo un gran factor de desarrollo. Si nos centramos en las empresas, nuestra incorporación en la toma de decisiones no solo es buen negocio desde una perspectiva económica, también tiene un poder transformador.

En ese sentido, un reciente estudio del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad junto al Centro de Trabajo y Familia del ESE Business School de la Universidad de los Andes, arrojó que los directorios presididos por mujeres presentan un mayor nivel de organización y efectividad. Por otra parte, el informe “Behind Every Global Goal: Women leading the world to 2030”, elaborado por la ONU, señala que las mujeres podrían ser fundamentales en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pues las organizaciones con una mayor presencia de mujeres en sus directivas, son más proclives a integrar un sistema de gestión de impactos sociales y riesgos del cambio climático en los modelos de negocios.

A lo anterior se suma el rol esencial de las mujeres en sus comunidades. Algunas, por iniciativa propia, durante el 2020 asumieron el cuidado colectivo de terceros. Por ejemplo, el 75% de las ollas comunes activas en el país, fueron lideradas por manos femeninas.

Pero solas el camino es lento. Para que la equidad de género sea una realidad, se requiere
impulsar con más fuerza y convicción un cambio cultural. Y en esto es imperativo que las políticas públicas instalen un marco de acción. No hay que olvidar que las sociedades que logran progresar, son las que encuentran y asumen el valor de la diferencia.