Hace dos semanas recibí un mail: organizaciones juveniles me preguntaban si “GREEN NEWS” podía ser parte del primer debate presidencial enfocado en medioambiente. Hice un par de preguntas sobre fechas, estructura y temas editoriales, y por supuesto, pregunté: “¿y por qué están haciendo esto?”
“Llevamos dos debates televisivos y no se ha hablado nada de crisis climática”, dijeron. Tenían razón. Ofrecí mi colaboración. Así empezó esta aventura: “Es turno del Planeta”.
Al evento que fue hoy a las 8 am, todos se sumaron, salvo José Antonio Kast. Fue convocado por 25 organizaciones juveniles ambientales y contó con una docena de mediapartners, todos digitales. Somos un equipo que funciona en red. Por zoom.
En una de estas reuniones de producción, les dije en broma: “me siento como Papa Pitufo”. Algunos rieron, otros me miraron raro.
Dos jóvenes llamaron mi atención. Sebastián -20 años, estudiante de Periodismo de la Universidad Católica de Valparaíso, y Nicolás -26 años- estudiante de Ingeniería de la Universidad Católica de Santiago.
Seba proviene de una familia vinculada a la ciencia y a la naturaleza. Es de Olmué y muchas veces fue a Puchuncaví y vio con sus ojos de niño, como otros iguales a él, sufrían por algo que los grandes llamaban “zona de sacrificio”. Tiene en su memoria un paseo a Quintero, donde su mamá le decía: “acá no te puedes bañar”. Su región es una de las que presenta más conflictos socioambientales en Chile.
En 2019, se integró al movimiento “Friday for Future” y se convirtió en el vocero nacional para la COP25. Conoció a Nico el año pasado, cuando distintas organizaciones juveniles empezaron a presionar para que Chile aprobara el tratado de Escazú.
A diferencia de Seba, los papás de Nicolás, no son profesionales. Son del campo. Su abuela materna aún está allá, cerca de Antuco. Siempre iba a acampar con amigos y primos, y en el tránsito de su niñez y juventud vio agonizar el río al que iba de paseo. Lleva más de diez años como activista ambiental y ha hecho de la tecnología, su principal arma.
Para los casi 3 millones y medio de chilenos y chilenas, que hoy tienen entre 18 y 30 años, la emergencia climática es el tema más importante que tienen que enfrentar y resolver. Creo que se sienten muy acompañados por ellos mismos y muy abandonados del resto de las generaciones.
Y ahí hay una tarea crucial. Sentarse con ellos. Escucharlos. Sin juzgar. Sin clasificar. Sin responder. Acercarse. Ver con sus ojos. Ellos no se sienten fuera de la naturaleza sino parte de ella.
Aquí hay una causa. Son nuestros hijos y son nuestros nietos. En la última reunión antes del debate de hoy, les volví a hacer una broma.
“Buena Papá Pitufo”, dijo alguien.
Y entonces, me sentí uno de ellos.