El nivel de desechos que hemos generado y la cantidad de lugares que hemos contaminado, no son ni más ni menos que consecuencia directa de la economía lineal, un modelo que diseña los productos que, luego de ser usados, sean desechados.
No creo que los problemas que tenemos hoy, hayan sido a propósito ni menos planeados, pero sí hemos sido perezosas y perezosos en actuar a tiempo; hemos hecho vista gorda a los problemas que en algún momento se veían venir.
La economía circular es un modelo que plantea, en parte, que los residuos, en lugar de ser desechados, se reincorporen a la matriz productiva como una materia prima. Pienso que hay muchas tecnologías que nos permiten reincorporar muchos materiales a esta matriz, sin embargo, aún la cantidad de desechos es desmesurada.
El problema está en que creemos que nuestro aporte particular al cuidado del planeta es tan pequeño en relación al problema, que finalmente no actuamos porque creemos que no tendrá un efecto relevante, lo que tiene como consecuencia que nadie actúa y las cosas se mantienen prácticamente igual.
Entonces, ¿cómo hacemos para que todas y todos actuemos? ¿Cómo evitamos subestimar el aporte que cada persona, empresa puede hacer?
Evidentemente no tengo las respuestas (de lo contrario ya estaría aplicando las soluciones), pero hablar del tema sirve y dar ejemplos de personas y empresas que están siendo agentes de cambio ayuda, y harto.
Creo que demostrar que nuestros esfuerzos, por “pequeños” que sean, sí tienen un impacto positivo, no solo porque mejoramos nuestro planeta, sino que también porque nos convertimos en ejemplo para otras empresas y personas más adversas al cambio.
El cambio climático se nos vino encima, lo que significa que todas y todos tenemos que actuar ahora ya, y dejar de mirar en menos nuestro aporte.
Hoy, el llamado es a que seamos disruptivos, que salgamos de nuestra zona de confort y nos atrevamos a ser parte de los cambios que nuestro planeta necesita. Ser ejemplo para los demás y así, llevar la delantera en el cuidado del planeta.