Cambio Climático
8 de noviembre de 2021
Puro Chile e hidrógeno verde | María Isabel Muñoz

Cada generación suele experimentar la sensación de transitar por un tiempo inédito. Como sea este siglo, nuestra realidad y contexto parece superar todo cálculo o proyección, porque además de la complejidad corremos contra el tiempo.

Somos parte de una época de mucha incertidumbre e inestabilidad. Corren brisas de pesimismo al observar una economía global puesta prácticamente a prueba, y ante desafíos y urgencias de escala global que aún no hemos podido resolver.

Sin embargo, Chile, situado en el confín del mundo, pero en una de las posiciones geoestratégicas más codiciadas del planeta, junto con resolver nuestros temas internos urgentes, podemos en los próximos años, dar un nuevo salto decisivo, y esta vez con una contribución de envergadura para la descarbonización de nuestra matriz energética.

La Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde impulsada por el gobierno, es la antesala, de lo que podría llegar a convertirse en la nueva identidad productiva.

Nuestro país no sólo se ha comprometido a disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero para contribuir a las medidas frente a la crisis climática- tiene ante sí la oportunidad única para desarrollar una industria competitiva de hidrógeno verde, que a partir de electricidad producida con recursos renovables de bajo costo, permitirá formar un energético de uso local y a la vez de exportación, con potencial de impulsar una economía sustentable que sitúe a Chile como nueva potencia energética. A 2050, las matrices energéticas de las principales economías del mundo, lucirán más verdes. La disminución proyectada de los costos de energía renovable y electrólisis, junto con la necesidad de descarbonizar todos los sectores productivos de los países, impulsarán un mercado global expansivo en hidrógeno verde y sus productos derivados.

Chile aventajadamente ubicado en la “pole position“, tiene capacidad y condiciones perfectas para desarrollar este nuevo motor económico, equiparando en las próximas décadas, incluso, a la industria minera nacional.

Optamos por resguardar nuestra democracia, priorizar desde las empresas y el Estado el desarrollo sostenible, y como sociedad resolver los procesos de transformación social que nos demanda el nuevo presente, donde el cielo azulado del desierto del norte y las ventosas tierras patagónicas, serán la fuente de energías limpias de un país capaz de descarbonizar sus sectores, diversificar nuestra matriz energética y generar nuevas industrias de desarrollo local.

¡Así sea PURO Chile!