En el ámbito del consumo, la experiencia del usuario adquiere cada vez más relevancia y así el UX (por su sigla en inglés) es un factor de atención creciente cuando el objetivo es atraer, conquistar y fidelizar a usuarios o clientes. En el mundo del trabajo también tenemos serios desafíos materia de UX, especialmente como resultado de las vivencias de trabajo remoto.
La pregunta que nace entonces es cómo revestimos (o volvemos a vestir) el trabajo presencial en la oficina para darle un valor específico, para atraer y retener talento y para aportar valor a las organizaciones.
Los beneficios más palpables del teletrabajo se revelaron al poco tiempo de iniciar esta práctica. Evitar los desplazamientos permite ahorrar dinero, tiempo y estrés. Comer en casa es más saludable, más cómodo y más barato. Conciliar la vida familiar y la laboral también fue un gran descubrimiento realizado en pandemia. Incluso desde un punto de vista estrictamente laboral, el hogar podía ofrecer mejores condiciones para la concentración y, por lo tanto, para la productividad ha aumentado.
Según el estudio Flexibilidad Laboral y Género, realizado por REDMAD y EJE & CON en Chile y España en 2021, el 76% de las ejecutivas chilenas avaluó muy positivamente la experiencia del trabajo remoto. Aunque esta modalidad no está exenta de dificultades, la mayoría de las ejecutivas consultadas piensan que el teletrabajo facilitó la cooperación (64%), fortaleció la innovación y la creatividad (62%), y mejoró la confianza (50%).
Volver a las oficinas no puede ser entonces un acto trivial. Y las organizaciones están comprendiendo que estos dos años supusieron algunas transformaciones que deben resultar en nuevos enfoques. Por una parte, hay temas que emergieron en estos dos años que son insoslayables: la salud mental y la conciliación entre la vida laboral y la personal.
Los efectos de la pandemia sobre la salud mental de las personas fueron enormes. Pero, quizás lo más importante es que por fin ha llegado a ser un tema del que se puede hablar y reflexionar abiertamente. La salud mental está íntimamente relacionada con la productividad y con otra serie de factores intermedios como la satisfacción con el trabajo y el engagement. Las organizaciones y sus líderes deberán incorporar indicadores de salud mental en sus procedimientos.
Así como el teletrabajo supuso que la oficina entrara en nuestras casas, también los hogares y las familias han entrado en la oficina. Los líderes han incorporado en su conocimiento de los equipos, aspectos de la vida personal de los colaboradores como un factor a considerar. Ello ha abierto una enorme ventana de la que surge la pregunta acerca de cómo las organizaciones pueden colaborar con culturas de corresponsabilidad parental, por ejemplo. En cualquier caso, el hecho positivo es que la concepción de los colaboradores ha cambiado hacia una visión más sistémica y menos unidemensional.
Por otra parte, habrá que hacer esfuerzos por dar un nuevo significado al trabajo presencial, potenciando sus beneficios, visibilizando aquello que solo podemos hacer en la oficina, y sacando el máximo provecho a esas instancias.
Los estudios indican que el trabajo presencial potencia la relación con los compañeros, refuerza el engagement y fortalece la cultura corporativa. Conocer en profundidad cuáles son los aspectos concretos de la presencialidad que tienen dichos beneficios es tarea de los líderes. Hay que conocer qué comunicaciones, qué ritos, qué momentos del trabajo presencial son los que realmente mejoran la relación con los compañeros, aumentan el compromiso y potencian la cultura corporativa.
Una de las claves para resignificar el trabajo presencial puede estar en lo que vinimos practicando durante estos dos años: el diálogo entre todas las esferas de las compañías. Conocer las motivaciones personales y profesionales de los colaboradores, así como sus incertidumbres y preocupaciones es imprescindible para alinear a las compañías con su propósito y los equipos con la cultura corporativa. El regreso a la oficina puede alentar estos diálogos y ser una de las maneras de resignificar la vuelta a la presencialidad.