Agricultura regenerativa para una alimentación resiliente. ¿Te imaginas disfrutar de un vaso de leche, producida localmente, en 20 o 30 años más? ¿Te gustaría que tus nietos conozcan los cereales favoritos de tu niñez, que se cosechan en la zona central y luego se fabrican en Chile?
La forma de producir alimentos está siendo desafiada por una realidad cada vez más compleja a nivel global. La crisis climática, la sequía y suelos cada vez más degradados, son una realidad que tenemos que enfrentar de manera urgente para garantizar la sostenibilidad de los sistemas alimentarios. Frente a este panorama, la agricultura regenerativa se presenta no solo como una solución crucial para el sector, sino también para la seguridad alimentaria de la población mundial, la cual está en constante crecimiento.
Hablar del futuro de la alimentación carece de sentido si no se parte desde lo esencial: el cuidado de la tierra y la forma en que impulsamos la producción de alimentos. Así, el potencial de la agricultura regenerativa no solo es evidente a la hora de mitigar los efectos del cambio climático, sino que también permite restaurar los ecosistemas agrícolas, revitalizar los suelos y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de ellos.
Al promover prácticas como la cobertura vegetal, la rotación de cultivos, el manejo eficiente del agua y, la reforestación con especies nativas, se favorece la captura de carbono y la recuperación de funciones clave del suelo. A modo de ejemplo, la reforestación no solo previene la erosión, sino que mejora la estructura del suelo, aumenta su capacidad para retener agua y nutrientes, y contribuye a la regeneración de ecosistemas y biodiversidad.
La experiencia en Chile muestra que este cambio es posible. En Nestlé, impulsamos en 2021 nuestra estrategia global para acelerar la transición hacia la agricultura regenerativa, con la meta de obtener el 20% de nuestros ingredientes mediante estas prácticas al cierre de 2025 y alcanzar el 50% para 2030. En ese camino, hemos logrado que más del 20% de nuestra leche fresca provenga de prácticas regenerativas, las que han sido implementadas por los más de 150 productores lecheros que han adoptado estas prácticas y quienes han apostado por una industria más sostenible.
Transformar la forma en que producimos alimentos requiere de un cambio de paradigma, reconociendo que el futuro de la alimentación depende de la salud del suelo, la restauración de nuestros ecosistemas y del trabajo y colaboración de todos: agricultores, científicos, empresas, gobiernos y consumidores.
La agricultura regenerativa no es solo una herramienta para combatir la crisis climática: es una oportunidad para construir un sistema agroalimentario más justo, resiliente y sostenible para hoy y las futuras generaciones.