Finanzas Sostenibles
23 de julio de 2025

Finanzas sostenibles: ¿Una manera de reinventar el capitalismo?

¿Pueden las finanzas sostenibles reinventar el capitalismo? Cuando el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo sostenible (WBCSD) relanzó su Visión 2050, se basó en una pregunta central y aparentemente sencilla: ¿qué pueden y deben hacer las empresas para que más de 9 mil millones de personas puedan vivir bien, para mitad de siglo, dentro de los límites planetarios?

La respuesta que planteó es: liderar la transformación sistémica en base a una visión compartida, colaboración radical, y un cambio de paradigma que se refleja en 3 R: desarrollar resiliencia, fomentar la regeneración y – ahora viene – reinventar el capitalismo.

Lejos de referirse a una revolución anticapitalista, la propuesta implica transformar el sistema económico actual para abordar desafíos como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la creciente desigualdad. Esto requiere un cambio de mentalidad que integre criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en la definición de éxito empresarial y en la valoración de los mercados. Implica integrar el valor del capital natural y el costo de los riesgos ambientales y sociales en nuestros estados financieros, para así reflejar de manera más real las dependencias e impactos, y los riesgos y oportunidades que serán determinantes para el éxito en el largo plazo de los negocios.

Es por eso que – a pesar de los más recientes vientos en contra, como los conflictos geopolíticos, el menor crecimiento económico y la salida de EE. UU. del Acuerdo de París – los fondos gestionados bajo criterios ESG siguen en un alto nivel a nivel mundial. En esa misma línea, en Chile, según un informe de la Bolsa de Santiago, la cantidad de fondos de inversión con enfoque ambiental, social y de gobernanza ha aumentado un 40% en los últimos tres años.

También es la razón del desarrollo de T-Mas, la Taxonomía verde para Chile que permitirá a la industria financiera determinar más claramente qué proyectos e inversiones pueden y deben considerarse sostenibles. Y, por último, es el argumento más potente por qué las áreas de sostenibilidad y las de finanzas y riesgos en las empresas debieran ser los mejores aliados, con un claro foco en la sostenibilidad del negocio en el largo plazo.

Para avanzar, necesitamos enfocar los esfuerzos en 3 temas claves:

  1. Promover mayor conciencia en los directorios de las empresas, para que asuman un rol clave en el monitoreo consecuente de la gestión de riesgos y oportunidades sociales y ambientales.
  2. Alinear los esfuerzos con las políticas nacionales y los marcos de referencia internacionales, tales como TCFD, TNFD o la Taxonomía Verde la UE.
  3. Generar una mejor reportabilidad financiera y un mayor involucramiento del sector financiero al respecto: eso no es exento de complejidad, ya que incluir el valor del capital natural o del impacto de social de los negocios implica generar y levantar indicadores fundamentados, comparables y financieramente relevantes, en ámbitos donde aún hay poca experiencia al respecto.

Los desafíos no son menores, pero son claves para asegurar el éxito futuro de nuestros negocios. Y abordarlos es urgente. Ya que, tal como dice Peter Bakker del WBCSD: “Esta es una década decisiva. Cada retraso encarece la transición. Quienes actúan ahora serán quienes aseguren el valor a largo plazo, la resiliencia y la ventaja competitiva, y definirán la economía del futuro”.