Es inminente que los grandes desafíos sociales, económicos y ambientales que enfrentamos presionen fuertemente al mundo de los negocios llevándolo a una nueva forma de gestión empresarial basada en elementos clave para transparentar, comunicar y rendir cuentas de su quehacer. No es casualidad, la sobreanunciada actualización de las NCG386 que la CMF viene empujando hace dos años, y que fue publicada hace unos días. Esta modificación apunta directamente a complementar la tradicional mirada financiera que las empresas reportan con elementos ESG, es decir variables ambientales, sociales y de gobernanza corporativa, que conforman el ADN de cualquier compañía. Esta nueva óptica de contar lo que la empresa hace, en la práctica, eliminará para siempre la figura de la “memoria financiera”, impulsando los “reportes o memorias integradas” que en sí mismos, plantean un paradigma de comunicación y transparencia totalmente distinto.
Siendo honesto, este cambio viene gestándose hace rato en el mundo. Así al menos lo podemos observar en el Reporting Metters que publica el Consejo Mundial Empresarial para el Desarrollo Sostenible, organización que Acción representa en Chile, en el que nuestra una sostenida tendencia de las empresas hacia este tipo de comunicación más integral. En su última versión, el informe asegura que, durante 2021, 40% de las empresas han tenido algún tipo de integración en sus reportes, 7 puntos más que en 2018, y además visibiliza una segunda tendencia que, va en directa relación con esta integración, y es que tanto el GRI como el SASB, aparecen como los estándares más utilizados a nivel mundial. En 2018 solo el 9% de las empresas utilizaban SASB para reportar su ejercicio, en 2021 llegó al 48%, ganándose un nuevo pedestal en la alocada carrera por renovar la forma de transparentar la gestión empresarial.
Los que conocemos SASB, sabemos la razón de ese aumento, y es que con una mirada desde la inversión, la herramienta propone un set de indicadores costumizado para 77 industrias, haciéndose cargo de temas más relevantes y materiales, que al final del día, interesan a muchos más stakeholders. Si quiere indagar sobre esto, puede revisar los reportes integrados 2020 de Agrosuper y Aquachile, unos de los primeros en Chile en usar estos estándares.
Este complemento de GRI+SASB, sin duda deja entrever la necesidad de disponer de ciertos datos generales, pero a su vez profundizar en lo propio de cada industria, obteniendo una mirada 360° sobre la gestión empresarial, que permita mostrar el ejercicio de la compañía desde tantos ejes como sea posible para impulsar así una mejor gestión.
Pero no podemos dejar fuera de este breve análisis a nuestro querido GRI -Global Reporting Initiative- estándar global que cumple 22 años mantenido una vigencia que ya muchos quisiéramos. Y es que, si hay una organización en el mundo que sabe cómo perpetuar su liderazgo, definitivamente son ellos, quienes frente a tan renovado boom de la rendición de cuentas ESG, no tardaron en publicar una nueva versión a la que llamaron “GRI Standards 2021”.
La novedad de estos estándares es múltiple. Ya no se llamarán 101, 102 y 103 sino que GRI 1 (fundamentos), GRI 2 (contenidos generales) y GRI 3 (materialidad); reformularon y/o fusionaron varios indicadores, sus nombres y se solicita describir la metodología de recopilación de datos; atrás quedaron las opciones “esencial” y “exhaustiva” siendo reemplazadas por un “en conformidad” o “con referencia”, dependiendo si la información es específica o general; y retomó la mirada por industria que existió hasta 2015, a través de estándares sectoriales.
Sin embargo, y sin desmerecer los esfuerzos descritos, la transformación más notable es la vinculación del proceso de materialidad con la agenda de Derechos Humanos y Empresas que Naciones Unidas impulsa desde 2011. A mi juicio, pone nuevamente al GRI como genio y líder indiscutido en materia de rendición de cuentas, ya que a través de los procesos de Debida Diligencia en Derechos Humanos (si no sabe de qué hablo le sugiero que googlee “Principios Rectores para las Empresas y los Derechos Humanos ONU”) se pueden identificar con claridad y en sintonía, los impactos que las empresas generan a sus públicos de interés y diseñar mejores ajustes. En palabras simples, dime tus impactos (también en DDHH) y te diré qué es lo material para que reportes y rindas cuenta.
Es mucho lo que está pasando, y no cabe duda que la forma de reportar de las empresas está transformándose aceleradamente. Pero tranquilos, tenemos tiempo (al menos un año) para que estos cambios sean mandatorios. Mientras y para tomar el ritmo, sugiero que agregue desde ya a su lista de Spotify, la grandiosa interpretación de Mercedes Sosa de “Cambia todo Cambia”, pues quizás, con esa inspiradora melodía, asimilemos y comencemos la perentoria transformación.