Personas y Trabajo
9 de marzo de 2022
Equidad para una reactivación sostenible | Maribel Vidal

2022 podría ser un año decisivo para el avance en materia de equidad de género. Desde aquella masiva marcha del 8M en 2020, el cambio cultural que está ocurriendo en nuestra sociedad respecto de los derechos, el rol y el espacio de la mujer en los distintos ámbitos, se ha hecho patente y vemos muestras concretas de un nuevo momento: una convención paritaria (la primera en el mundo), un próximo gabinete formado mayoritariamente por mujeres; una economista a la cabeza del Banco Central y un 14% de participación femenina en directorios de las empresas IPSA, cifra distante del promedio OCDE (26%), pero que ha crecido sostenidamente en los últimos años, por mencionar algunas cifras.

El punto en el que nos encontramos hoy es fruto del trabajo sostenido que durante años muchas organizaciones de la sociedad civil, como REDMAD, han realizado para visibilizar las brechas de género y provocar el cambio que signifique el respeto absoluto por los derechos de la mujer, impulsando su participación, desarrollo y equidad en lo social, político y económico.

La acción desde sociedad civil ha sido clave para movilizar al ámbito público y privado para lograr avances sustantivos.

En el corto plazo, enfrentamos desafíos importantes para sostener este avance y proyectarlo en el tiempo. En el mundo del trabajo hay tres aspectos urgentes de abordar a través de políticas públicas con perspectiva de género y de buenas prácticas empresariales (que incluso se adelanten a la regulación, como lo han hecho muchas compañías hasta ahora), porque de otra manera, no será posible una reactivación sostenible.

El primero de ellos, es el empleo femenino. Sabemos que la pandemia impactó principalmente a las mujeres. Es un imperativo recuperar las fuentes laborales perdidas, pero también generar políticas públicas e iniciativas empresariales que permitan aumenta la participación laboral de mujeres en todos los sectores. De la misma manera, no es aceptable mantener una brecha salarial de género de 20%. Y para que lo anterior ocurra, es imprescindible hablar de flexibilidad y corresponsabilidad, porque mientras las tareas domésticas y de cuidado sigan concentrándose en un género y las medidas de flexibilidad excluyan a los hombres de la posibilidad de asumir mayor participación en las tareas de cuidado, no será posible lograr una real equidad.

Antes de la pandemia, el World Economic Forum proyectaba que, al ritmo de entonces, la paridad se conseguiría en 100 años. En 2021, producto del impacto de la crisis sanitaria, esta proyección se ubicó en 136 años. De la misma forma en que el trabajo de las organizaciones civiles ha logrado llegar a este punto, será su persistencia la que permitirá consolidar los logros y seguir avanzando. Porque la tarea que nos convoca es grande y cada sector debe cumplir su rol. La sociedad debe continuar impulsando el cambio, para que no tengamos que esperar más de 100 años o a la siguiente generación, sino para que desde ahora y con el más trascendental cambio cultural de los últimos tiempos, construyamos una sociedad con equidad de género.