Hace unas semanas fue el Día Mundial del Consumidor. En ese marco es esencial que las personas comprendan que la publicidad no opera en un vacío regulatorio, sino que está sujeta a normativas y principios éticos que buscan protegerlos de posibles engaños o manipulaciones. Nuestro compromiso radica en garantizar que las marcas comuniquen de manera honesta y transparente, asegurando que la información proporcionada sea precisa y útil para la toma de decisiones de compra. Es por ello, que el CONAR existe como un organismo dedicado a promover buenas prácticas publicitarias junto con potenciar la autorregulación de la industria, velando por el cumplimiento de altos estándares que salvaguarden los derechos del consumidor.

La libertad de expresión se manifiesta de manera constante en el ámbito de la publicidad, donde se destaca como un vínculo fundamental para dar a conocer productos y servicios. En este contexto, no sólo cumple el propósito de promover bienes u ofertas, sino que también desempeña un rol informativo crucial hacia los consumidores, proporcionándoles la oportunidad de conocer las opciones disponibles en el mercado. De esta manera, la publicidad no sólo permite la difusión de mensajes comerciales, sino que también fomenta la transparencia y la toma de decisiones informadas por parte de los consumidores.

En este contexto, hago un llamado a todos los actores del ecosistema publicitario a continuar trabajando bajo el marco ético y avanzar juntos, para construir un entorno en el que la publicidad sea un motor de desarrollo y bienestar para la sociedad en su conjunto.