La pandemia nos transformó a todos. La crisis fue sorpresiva y de alto impacto en todos los ámbitos de la vida de las personas y las organizaciones, generando cambios y adaptaciones en los comportamientos, procedimientos, interacciones y paradigmas, que nos obligó a implementar nuevas formas de trabajar.
Como líderes, hemos tenido un rol activo en dar respuesta a esta crisis.
Muchos nos vimos obligados a reflexionar sobre cómo debíamos adaptarnos a la nueva realidad y repensar la forma de hacer negocios, acelerando los cambios necesarios para generar un impacto positivo. Tuvimos que actuar rápido para mantener la continuidad de nuestras operaciones, y a la vez, garantizar la máxima seguridad de las personas, velando por el bienestar de nuestros colaboradores e incorporando todas las medidas sanitarias necesarias en los espacios de trabajo.
En este contexto, surge la necesidad de situar a las personas en el centro de la organización y desarrollar con prontitud, una serie de beneficios especiales para apoyar a nuestros equipos en tiempos difíciles. Era lo mínimo que podíamos hacer. Si ellos han sido capaces de sostener a las compañías por muchos años, qué duda cabe que hoy es tiempo de que la empresa sostenga a sus colaboradores en este momento sin precedentes.
También entendimos que era clave reforzar la solidaridad, la colaboración y la empatía social. No podemos pensar en superar una situación como ésta, sin el apoyo y el trabajo de todos. Para ello, el poder de las alianzas, es clave. Debe existir interdependencia entre sectores si queremos lograr el desarrollo sostenible y alcanzar objetivos comunes.
Como empresas, debemos mirar más allá de nuestro negocio y aportar al país, porque hay necesidades de las cuales tenemos y podemos hacernos cargo, ya que nuestro rol es mucho más profundo que lo productivo. Hoy tenemos que ser protagonistas del cambio, involucrándonos profundamente en temas o áreas que tradicionalmente hemos considerado “del ámbito público”, y tenemos que hacerlo no solo por responsabilidad social, sino que porque no podemos ignorar la realidad de quienes nos rodean.
¿Qué lecciones hemos ido aprendiendo? Tenemos que pararnos desde una posición proactiva, donde seamos un aporte en los “temas país” con empatía y realismo, entendiendo que nuestra labor no puede separarse de la sociedad, de las comunidades y del medio ambiente en el cual estamos insertos.